La mancha de Bankman-Fried ya salpica a la Casa Blanca mientras aumenta la puja por los activos de FTX
El regulador de Bahamas mantiene bajo su control 3.500 millones de dólares, que podrían aliviar las deudas pendientes de la empresa con sus clientes
La sombra de Sam Bankman-Fried, el joven fundador de la criptoplataforma FTX, se expande más allá de Palo Alto, donde permanece en casa de sus padres bajo arresto domiciliario. La agencia de noticias Bloomberg ha revelado este jueves cuatro reuniones del actual convicto en la Casa Blanca solo en 2022 con asesores de la administración de Joe Biden. De acuerdo a los registros gubernamentales, el último encuentro fue el 8 de septiembre, solo dos meses antes de la rápida caída del quinto exchange más popular del mundo.
A esto se suman otras cinco reuniones de otro Bankman-Fried, Gabriel, el hermano del gurú de los criptoactivos, que tenía sus propios lazos con la administración demócrata como líder de una fundación dedicada a la prevención de pandemias. Esta organización tenía asociado un super PAC (siglas en inglés de Comité de Acción Política, grupos de recaudación) que apoyaba a candidatos de ambos partidos alineados a la lucha contra enfermedades. Esto convierte a ambos Bankman-Fried en poderosos financiadores de los últimos ciclos electorales estadounidenses.
La Casa Blanca ha mantenido su silencio al respeto de la noticia. Previamente, a mediados de noviembre, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, justificó su falta de respuesta a la pregunta de un periodista sobre las donaciones de campañas por los límites de la Ley Hatch. Esta norma impide a los funcionarios públicos, salvo al presidente y vicepresidente, involucrarse en la actividad política y electoral.
A esto se suma otro reporte de la revista Vanity Fair previo a navidad en el que se detallan las conexiones entre FTX y activistas demócratas con acceso directo a la Casa Blanca.
El futuro de los activos de la compañía
Aunque parece improbable la devolución de los donativos de campaña, sobre todo porque el mismo Sam Bankman-Fried reconoció la “opacidad” de algunos de ellos, otros activos están en disputa entre las múltiples autoridades involucradas.
Las autoridades de Bahamas, donde estaba establecido la mayor parte del grupo FTX, tienen el control de activos digitales valuados en 3.500 millones de dólares, según reconoció el fundador del grupo. La Comisión de Valores de ese país afirmó esas declaraciones, al reconocer que los valores se encuentran bajo su “exclusivo control” hasta que el Tribunal Supremo local decida su devolución a los clientes e inversores.
El regulador de Bahamas ha querido asegurar que, pese a su colaboración inicial con SBF, ninguno de los exejecutivos de FTX tienen ya acceso a ese dinero. A la vez, han intentado restarle importancia a las acusaciones que afirmaban que se le dará prioridad a los clientes de Bahamas.
El interés por estos recursos no es menor. FTX adeuda más de 3.000 millones a sus 50 mayores acreedores y los nuevos responsables de la firma calculan que el agujero podría alcanzar los 8.000 millones de dólares.
Otros activos valorados en 372 millones de dólares habrían sido “robados”, según el departamento de Justicia estadounidense.
Pero los intentos de las autoridades por dar algo de oxígeno a la actividad de la compañía eleva el recelo de alguno de sus viejos clientes. Un grupo de clientes ha solicitado a los tribunales estadounidenses que no se hagan públicos sus nombres, al alegar consideraciones de privacidad.
El escrito señala que estos usuarios ya sufrieron el robo de sus fondos, a la vez que “nunca anticiparon que su uso de criptomonedas y de FTX.com se haría público”. Esto va en contra del pedido de la fiscalía y de la prensa por hacer público la información de los perjudicados.