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El Foco
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La otra cara del problema de la vivienda: los jubilados en alquiler

Una buena opción para este perfil sería construir hogares para arrendamiento social, pero en España es algo minoritario

El acceso a la vivienda se ha convertido en una de las problemáticas por excelencia de la sociedad actual. No en vano, un estudio elaborado por Vía Célere desvela que el 83% de los jóvenes preferiría vivir en régimen de propiedad, frente a un 17% que apostaría por el alquiler. Pero la falta de ahorro y la incertidumbre por la situación laboral y del país hacen que muchos jóvenes tengan que alquilar, invalidando o posponiendo su deseo de compra. De hecho, de acuerdo con el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE), el 59,2% de las personas se independiza en régimen de alquiler, mientras que solo el 17,4% opta por contratar una hipoteca.

Y aunque podamos pensar que el acceso a la vivienda es solo un problema de los jóvenes, la realidad dista, y mucho, de esta idea. Lo cierto es que, según la promotora antes mencionada, para el 53% de los mayores de 55 años el precio de compra también supone el mismo obstáculo, seguido de la incapacidad para acceder a la financiación. De hecho, de acuerdo con el informe European Residential On The Rise de la consultora Colliers, la edad media a la que los españoles adquieren su primera vivienda es de 41 años, muy por encima de los 34 años de la media europea. La Federación de Asociaciones Inmobiliarias (FAI) coincide en este dato y asegura que el comprador del inmueble residencial español más común es una persona de entre 40 y 50 años, con hijos y, muchas veces, en busca de su primera vivienda en propiedad.

Volviendo a los jóvenes, no hay duda de que sus dificultades por adquirir una vivienda son reales, lo que podría llevar a plantearnos un futuro en los que los ciudadanos de la tercera edad todavía vivan en viviendas alquiladas. Por suerte no es esta la realidad de España, al menos todavía, pero sí lo que se vive en países vecinos como es el caso de Alemania. Este dato nos lleva las manos a la cabeza si imaginamos la combinación de una pensión de jubilación, por lo general de escaso importe, y la necesidad de pagar un alquiler, siempre sujeto a las ya conocidas fluctuaciones.

La buena noticia es que, en el caso de España, al menos hasta ahora, los jóvenes siempre han tenido dificultades para hacer frente a una vivienda propia, pero han conseguido vencerlas de alguna manera. Y probablemente sea esto lo que explique que España, según lo que arrojan los organismos oficiales con sus datos, sea un país de propietarios.

De hecho, según el INE, en 2020 el 49,12% de las viviendas en España estaban ocupadas por un propietario que ya había pagado completamente su vivienda; el 27,73% por propietarios que aún estaban sujetos a un crédito hipotecario; el 17,3% estaban ocupadas por inquilinos en régimen general de alquiler, y el 5,85% restante estaban ocupadas a título gratuito o con alquileres bonificados, muy bajos, o cedidos por empresas a sus empleados. Por ello, parece que la situación ideal para afrontar la jubilación (o una crisis económica) sea la propiedad de una vivienda con el crédito ya pagado, lo que es una realidad para la mitad de los ocupantes en España. Y en el polo opuesto, la peor opción sería ser inquilino en una edad avanzada. Y lo es no solo porque el coste de la vivienda escape de su control, sino por la ausencia de esperanza de que esta situación cambie en el futuro, como es el caso de los ciudadanos sujetos a créditos hipotecarios que pueden calcular el tiempo que tiene que transcurrir para dejar de pagar sus cuotas.

Y es que, para los inquilinos, una subida en el precio del alquiler que sea inasequible solo puede solucionarse con el cambio de lugar de residencia. Los jubilados alemanes e ingleses pudieron (y pueden todavía) elegir pasar su jubilación en España: todo es más barato, sus pensiones valen más aquí y para ellos es un entorno conocido por haber pasado en nuestro país sus vacaciones, por lo que el cambio de domicilio puede hacerse como una elección que mejora el clima y el bolsillo y el destino es conocido y apreciado.

Para los jubilados españoles en alquiler la opción de mudarse no estaría tan clara: encontrar entornos más baratos no es tan fácil y podrían tener problemas de servicios, dotaciones e infraestructuras como es el caso de la España vaciada o barreras culturales difíciles de superar como es el caso de los países del Magreb. Cambiar de residencia es algo no deseable cuando se hace de forma obligada y separándose de familiares y amigos, pero menos aún para una persona de la tercera edad que busca tranquilidad y estabilidad.

Una buena opción para los inquilinos ya jubilados sería la construcción de un número suficiente de hogares destinados al alquiler social. Sin embargo, la oferta de este tipo de viviendas siempre ha sido muy escasa en España, en comparación con países como el Reino Unido. Esto supondría, sin duda, la llave perfecta para hacer frente a este problema sin recurrir a un cambio de residencia obligado por el mercado.

En cualquier caso, lo deseable es que el porcentaje de propietarios con la vivienda pagada siga en aumento, para que el lúgubre fantasma de un alto porcentaje de inquilinos de tercera edad no se llegue a materializar en España.

Germán Pérez Barrio es Presidente de UVE Valoraciones

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