Incentivar una vida laboral más larga para aliviar la carga de las pensiones
El debate sobre el sostenimiento financiero del sistema de pensiones en España incluye factores clave recurrentes, como la conveniencia de retrasar la edad legal de jubilación, el acercamiento de la edad efectiva de retiro a la ordinaria –un aspecto que se incentiva en la última reforma normativa – o el aumento del porcentaje de trabajadores que optan voluntariamente por prolongar su vida laboral. Los datos apuntan a que apenas el 0,3% de los hombres y el 1,8% de las mujeres entre 60 y 69 años en España combina la percepción de un salario con la de una pensión, una circunstancia fundamental para incentivar la decisión de seguir activo. Ese exiguo porcentaje aumenta hasta el 2% y 3% en países con robustos sistemas públicos de protección social, como Italia o Francia, y se dispara hasta alcanzar el 20%, en el caso de los trabajadores estadounidenses, y el 10%, en el de los daneses o suizos. En contraste con ese escenario, en España siete de cada diez personas dejan de trabajar antes de la edad legal de retiro, lo que explica que el umbral medio de jubilación se sitúe en 64,8 años frente a los 66,2 años que prevé la ley.
Los expertos identifican tres grandes beneficios derivados de la decisión de alargar la vida laboral: uno sanitario, que tiene que ver con la mejora de las funciones cognitivas en la madurez, otro empresarial, que apunta al efecto positivo sobre el empleo y al aumento de la productividad en los trabajadores más jóvenes de las empresas, y un tercero de carácter financiero y económico: la mayor sostenibilidad del sistema de pensiones y del estado del bienestar. Este último factor adquiere una relevancia sustancial en un país como España, que registra una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, cuenta con una población notablemente envejecida y en el que el número de personas en edad de trabajar por cada pensionista ha disminuido de siete en 1960 a tres en 2020, aunque las previsiones lo cifran en dos para 2060, según la OCDE.
La prolongación de la vida laboral constituye una receta para aliviar parte de la presión que soporta el sistema de pensiones, pero no es una solución al problema de la sostenibilidad de la Seguridad Social ni excluye la necesidad de que España afronte una reforma del modelo en profundidad, más allá de los diferentes parches legislativos aprobados en los últimos años. Pero incentivar una vida laboral más larga exige también medidas efectivas, como facilitar la posibilidad de compaginar trabajo y pensión, diseñar fórmulas para la transición entre la vida activa y el retiro y eliminar los obstáculos, algunos de los cuales son ilegales y discriminatorios, que impiden a los profesionales de más edad permanecer más tiempo en sus puestos de trabajo.