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El próximo líder de Gran Bretaña tendrá una correa fiscal corta

Cualquier rebelión seria de los conservadores contra la disciplina presupuestaria podría provocar elecciones

Liz Truss se ha ganado una nota a pie de página en los libros de historia. La dirigente británica anunció el jueves su dimisión tras solo 44 días en el cargo, lo que la convierte en la primera ministra que menos tiempo ha estado en el puesto. El fracaso de sus políticas y la impopularidad de su partido mantendrán a su sucesor en una situación difícil.

Truss permanecerá en el cargo hasta que el Partido Conservador elija un sustituto a finales de la próxima semana. Sin embargo, su mandato terminó en la práctica el pasado viernes, cuando se vio obligada a sustituir a su ministro de Economía y a dar marcha atrás a los enormes recortes fiscales que habían desencadenado una crisis financiera autoimpuesta. Este giro explica que los mercados de deuda pública y de divisas hayan ignorado la noticia de su dimisión. Los inversores dan por sentado que, pase lo que pase, Gran Bretaña seguirá un camino más responsable desde el punto de vista presupuestario.

Sin embargo, las próximas semanas serán turbulentas. Los conservadores, que están a punto de elegir a su cuarto primer ministro en seis años, discrepan en cuestiones clave como el papel del Estado, el nivel correcto de impuestos y el enfoque de la inmigración. Detrás de todo esto está el efecto corrosivo del Brexit. La salida de la Unión Europea ha debilitado el crecimiento económico de Gran Bretaña, ha socavado sus instituciones y ha empañado su reputación internacional. Sin embargo, ningún aspirante a líder se atreve a enfrentarse a este hecho. Cuando el defensor del Brexit Boris Johnson se vio obligado a abandonar su cargo en julio, los legisladores y miembros del partido abrazaron rápidamente las fantasías económicas de Truss.

Sin embargo, los candidatos que compiten por sustituirla –entre los que, según el Times, se encuentra Johnson– se enfrentarán a restricciones más estrictas. No tendrán más remedio que respaldar los recortes de gastos y la subida de impuestos que el nuevo ministro de Economía, Jeremy Hunt, debe presentar el día 31, tres días después del final de la contienda. Según la BBC, Hunt no se presentará como candidato al liderazgo, lo que podría reforzar su control sobre su actual puesto.

Pocos legisladores conservadores verán con buenos ojos un duro paquete fiscal para un país que se enfrenta a una inflación del 10%, unos tipos de interés crecientes y una elevada factura energética. Pero cualquier rebelión seria correría el riesgo de hacer caer al Gobierno y provocar unas elecciones anticipadas. Los sondeos de opinión muestran al Partido Laborista, en la oposición, con una ventaja de unos 30 puntos porcentuales.

Por tanto, el miedo a un descalabro electoral puede impedir a los conservadores una mayor autodestrucción. Sin embargo, hace apenas unos meses que decidieron poner a Truss al frente. Solo unas elecciones generales pueden restaurar la estabilidad política. Y puede que aún falten dos años para eso.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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