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Cuando el emprendedor se tira a la piscina

El inicio de un negocio debe realizarse con mínimas garantías

Hace diez años empecé a dirigir y presentar un programa de emprendimiento en TVE. Era la época de la fiebre del oro. En España, quien no era emprendedor, era un apestado. Tenías que ser emprendedor, sí o sí.

 Lo cierto es que siempre he sido políticamente incorrecto en estos temas. Nunca he animado a nadie a emprender si no tenía ciertas o muchas garantías.

Sí, lo sé. Steve Jobs se lanzó a por todas. También es cierto que no iba a clase en la universidad y no parece que tuviera nada mejor que hacer que fundar Apple. Hay otros muchos ejemplos de triunfadores que se han tirado con éxito a la piscina.

Pero por cada uno de estos podríamos citar a cientos de miles de los otros, de los que sí se han tirado a la piscina sin pensarlo porque algún sabelotodo les ha animado a hacerlo. Lo han dejado todo para perseguir su sueño, a pesar de que tenían cinco hijos y con el sueldo de su pareja no llegaban a fin de mes.

La cruda realidad

Un sueño que les ha durado un suspiro. Justo lo mismo que el dinero que pidieron prestado al banco hipotecando su casa que ahora están a punto de perder, por su mala cabeza.

Siempre he dicho que hay que emprender con garantías. Que si te vas a tirar a la piscina tienes que tener claras varias cosas.

En primer lugar, asegúrate de que la piscina tiene agua, no sea que te estampes contra el fondo y te mates. En segundo lugar, asegúrate de que tiene suficiente agua, no sea que te estampes contra el fondo y te quedes parapléjico. Y en tercer lugar, asegúrate de que en tu niñez aprendiste a nadar, no sea que te ahogues.

Una vez que tengas estas garantías puedes tirarte a la piscina, con la seguridad de que es posible que te ahogues, pero al menos habrás puesto los medios para intentar evitarlo.

Si más del noventa por ciento de las empresas que creamos en España desaparecen en menos de tres años, ¿qué te hace pensar que la tuya va a sobrevivir? Sí, es cierto, tú tienes mucha más inteligencia y sagacidad que los demás. Eso a mí me sirve, pero al mercado no.

Deudas

Yo nunca doy consejos a los emprendedores, y mira que me los piden. Solo a mis hijos, que ni me los piden ni los quieren, y no me hacen el menor caso.

A los emprendedores, eso sí, les comento que si se van a endeudar quizá podrían endeudarse en cantidades que puedan afrontar. Que esa deuda no les amargue y arruine la vida para siempre.

El peso de los hijos

Que no se gasten el dinero que sus padres tenían para su jubilación porque han tenido una maravillosa idea que les va a hacer multimillonarios (los unicornios son escasos, precisamente por eso son unicornios y todos los buscamos), y que se lo piensen dos veces antes de dejar su trabajo para seguir su gran y alocada idea si tienen familia detrás.

Si no tienen responsabilidades es distinto. En ese caso hasta les recomendaría que persigan su sueño. No le van a hacer daño a nadie más que a ellos mismos, y, si triunfan, que no hay que descartarlo, perfecto.

Si fracasan, siempre puede alimentarse con un mendrugo de pan, aunque sea duro.

Y del fracaso también se aprende, no lo olvides.

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