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La Fed hace de la lucha contra la inflación un problema de Biden

Si la gravedad del daño de subir los tipos es mayor de lo que prevé Powell, la patata caliente pasará a los políticos

Joe Biden, en la Casa Blanca, el pasado día 20. reuters
Joe Biden, en la Casa Blanca, el pasado día 20. reutersreuters

La Reserva Federal ha puesto nombre al precio de matar la inflación: un par de años de crecimiento lento y un millón de personas más sin trabajo. Si eso es todo lo que hace falta para frenar la subida de los precios, es un coste que merece la pena asumir, sobre todo porque si el presidente Jay Powell se equivoca, trasladará su problema al presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

El banco central estadounidense subió los tipos de interés en 75 puntos básicos el miércoles, e indicó que podrían subir aún más de lo que esperan los inversores. El comité de fijación de tipos de la Fed cree ahora que su tipo de referencia podría llegar hasta el 4,6% en 2023, cuando los inversores apostaban por un máximo de alrededor del 4,4%, según la Fed de Atlanta. El desempleo podría alcanzar el 4,4%, lo que sugiere un aumento de 1,3 millones de parados.

Por ahora, la Fed cree que puede gestionarlo sin un aterrizaje brusco. Aunque el crecimiento del PIB podría caer al 0,2% este trimestre y al 1,2% dentro de un año –muy por debajo del 2% que la Fed considera la norma a largo plazo–, los responsables de la fijación de tipos creen que las cosas volverán a su cauce a finales de 2024. Eso perjudicará a las empresas a corto plazo, y algunas ya están chirriando por la ralentización del crecimiento, pero es mejor que una larga y lenta monotonía.

Basándose en anteriores ciclos de tipos de interés, la Fed está siendo optimista o tratando de dar las malas noticias con suavidad. Aun así, Powell tiene razón al decir que la inflación es peor incluso que un retroceso en el crecimiento. El desempleo trae consigo la angustia de millones de personas, pero el aumento de los precios perjudica más o menos a todo el mundo. Alrededor de la mitad de las pequeñas empresas dicen ahora que la inflación es su mayor reto, según la Cámara de Comercio de EE UU, y el público está de acuerdo, según mostró una encuesta de Pew en mayo.

Además, el riesgo de que una desa­celeración económica cause un daño duradero es escaso. Los bancos informan de que sus clientes siguen teniendo más dinero en el banco que antes de la crisis del Covid-19, y la morosidad está aumentando, pero solo lentamente. El consejero delegado de JP Morgan, Jamie Dimon, dijo en un panel del Congreso, horas antes de la subida de tipos de la Fed, que el sector financiero puede “soportar fácilmente un aterrizaje forzoso.”

Powell lamentó el miércoles que no hay forma de resetear la economía sin daños. Ese es el tipo de cosas que un banquero central independiente puede decir sin temor. Si la gravedad de ese daño es mayor de lo que él prevé, eso lanza la patata caliente a Biden y al Congreso. Pasarán los próximos dos años lidiando con el elevado desempleo y el desánimo económico. El enfoque de Powell puede acabar con la inflación, pero le hace perder algunos amigos poderosos en el proceso.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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