Cómo saber cuál es la rentabilidad real de los seguros de ahorro
Hay que conocer el riesgo que se asume y las comisiones ocultas en un producto sin TAE
Las subidas de tipos de interés que ha emprendido el Banco Central Europeo (BCE) van a provocar una avalancha de ofertas en productos de ahorro. A los tradicionales depósitos y cuentas corrientes de los bancos se empiezan a sumar las aseguradoras, que tienen todo un catálogo de pólizas que permiten ahorrar e invertir. Conocer bien en qué consisten esos seguros es fundamental para no llevarse sorpresas desagradables.
La fórmula bajo la que se articulan los productos financieros del sector asegurador suele ser la misma, aunque hay muchas tipologías jurídicas y fiscales detrás. Se trata siempre de un capital, que se aporta de golpe o poco a poco, para contratar un seguro de vida.
En estos seguros de vida-ahorro, la indemnización que cubre la póliza de vida en caso de fallecimiento es residual. En cambio, la mayor parte del capital tiene un componente puramente financiero: la aseguradora lo guarda en nombre del cliente y se dedica a conseguir una rentabilidad para él.
Las modalidades de estos seguros de vida-ahorro son múltiples: planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), seguros individuales de ahorro a largo plazo (Sialp), rentas vitalicias, unit linked... Las denominaciones pueden echar para atrás. Cada uno de ellos tiene sus propias especificidades en cuanto a cómo tributan, qué liquidez tienen y cuánto riesgo pueden asumir en nombre del cliente.
En España ya hay 184.730 millones de euros en seguros de vida-ahorro, de acuerdo con los datos de Unespa –la patronal aseguradora–, correspondientes a junio. De hecho, hay más dinero ahorrado por esta vía que en planes de pensiones (117.000 millones).
Todas las modalidades seguros de vida-riesgo
Sialp. Los seguros individuales de ahorro sistemático son la modalidad más conservadora de los seguros de vida-riesgo. Y también la figura más joven. Desde su creación en 2015 se han acumulado 4.000 millones de euros en este producto. Como la compañía debe garantizar el 85% de la inversión, las rentabilidades son siempre comedidas. El tope máximo de aportación son 5.000 euros y si se rescata a partir del quinto año no hay que tributar por los rendimientos generados.
Pias. Los planes individuales de ahorro sistemático se crearon en 2007 para fomentar que la gente fuera haciendo aportaciones mensuales a su producto de vida-ahorro. Los primeros años predominaron los PIAS que ofrecían rentabilidades garantizadas, pero con los bajos tipos de interés se extendieron más los PIAS flexibles, que ya no dan un tipo garantizado y entrañan más riesgo. El dinero se puede recuperar en cualquier momento, pero puede haber penalizaciones. El tope máximo de aportación es de 8.000 euros al año. Hay 14.000 millones ahorrados aquí.
Unit linked. Es lo más parecido a un fondo de inversión que hay dentro del mundo asegurador. El tomador asume todo el riesgo de los activos subyacentes. Hay 20.000 millones bajo esta fórmula.
Rentas vitalicias. Se aporta un capital y la aseguradora se compromete a abonar una renta mensual hasta el momento del fallecimiento, ya sea con cargo al capital aportado o solo con los rendimientos que se generan. Cuando la persona es muy anciana no compensa su contratación. Las aseguradoras tienen 86.000 millones bajo esta fórmula.
Capitales diferidos. Lo utilizan las empresas para los planes de incentivos de sus empleados. Acumulan 45.000 millones.
El punto en común de todos estos productos es que se basan en una póliza de vida. Pero las diferencias son tan grandes que conviene entender muy bien el producto que se contrata. Además, los problemas que ha atravesado la banca en los últimos años han hecho que hayan potenciado mucho la venta de estos seguros, que muchas veces son difíciles de explicar.
Retorno y costes
Nadie da duros a pesetas. Tampoco las aseguradoras. Hoy por hoy, los tipos que ofrecen los bancos en los depósitos a un año están todavía en el 0,02% (con alguna salvedad, como la promoción del Banco Pichincha, que da un 0,5% anual para captar clientes). Los seguros que ofrecen un tipo de interés garantizado, nunca pueden ofrecer unos tipos que estén muy por encima de esos niveles. Y, si así fuera, mejor desconfiar ya que una mayor rentabilidad será a costa de asumir mayor riesgo.
Por ejemplo, el PIAS 6M de Mapfre está dando una rentabilidad garantizada revisable semestralmente, que ahora está en el 0,30%. Para asegurar un nivel mínimo de rentabilidad, las aseguradores recurren a comprar deuda pública de la máxima calidad, cuyos rendimientos han estado bajo mínimos en los últimos años y han impuesto por tanto muy bajos retornos a los seguros. Pero el alza actual de rentabilidad de los bonos, sí abre ahora la posibilidad de pagar más al cliente.
Banca March lanzó la semana pasada el producto Avantia Ahorro Plus, un seguro a prima única que permite obtener una rentabilidad del 1,25% el primer año. Con un tope de inversión de 50.000 euros y penalización por rescate anticipado. Se trata de un producto gancho, con un interés por encima del mercado.
Carlos Lluch, fundador de la correduría de seguros Lluch & Juelich, explica que “es muy importante que el cliente tenga en cuenta que el dinero que va a generar esa rentabilidad no es exactamente el que pone el cliente”. Así, en el caso de estos seguros de vida-ahorro, del capital aportado hay que descontar la parte que va para suscribir la póliza de vida pura y dura, descontar los gastos de gestión de la aseguradora, y descontar los gastos de comercialización (que cobra el agente, la sucursal bancaria o la correduría). Al final, el cliente que ha puesto 5.000 euros para contratar un seguro se puede dar cuenta de que el interés comprometido solo se aplica sobre 4.500 euros. Puede ser más o menos en función de los gastos aplicados.
Además, una de las peculiaridades de la comercialización de estos productos es que estos gastos de comercialización se pueden cobrar por anticipado. Esto hace que en muchas ocasiones tengan que pasar muchos años hasta que el cliente pueda recuperar al menos el montante total de dinero desembolsado.
Un asesor financiero que ha podido analizar cientos de pólizas de seguros asegura que “en la mayoría de los casos se tarda mucho tiempo hasta que se recupera el capital invertido, porque pesan mucho las comisiones iniciales”. Según comenta, hay algunos productos analizados que, pese a ofrecer un supuesto retorno anual del 6%, con todos los gastos asociados no se llega a generar retornos positivos hasta que no pasan 14 años.
Antonio Luis Gallardo, responsable jurídico de la asociación de defensa de los consumidores Asufin, recuerda que “en muchos de los seguros el gran problema es la liquidez, que está limitada en los primeros años o tiene recargos muy altos”. Este experto recuerda que a veces las compañías venden estos productos “como si fueran cuentas corriente”, sin explicar adecuadamente sus limitaciones.
Nivel de riesgo
A diferencia de los depósitos o de las cuentas corrientes, que son productos muy estandarizados, los seguros de vida-ahorro presentan muchas modalidades.
En el nivel más bajo de riesgo aparecen los seguros de inversión a largo plazo (Sialp), en los que la aseguradora tienen que garantizar como mínimo el 85% del capital aportado. El tope de aportación es de 5.000 euros al año. En Cuenta Caixafuturo – Sialp, de CaixaBank– se garantiza en la actualidad un tipo de interés del 0,1%. El dinero se puede rescatar en cualquier momento, pero si se mantiene cinco años tiene una cierta ventaja fiscal.
Nationale Nederlanden es una de las compañías que más Sialp están vendiendo en España, con su producto Plan Creciente. Una pequeña parte del dinero aportado se destina a inversiones de riesgo, pero el cliente tiene la garantía de recuperar al menos el 85% del capital aportado. Eso sí, cuando se hacen rescates anticipados (antes del quinto año) se aplica una comisión de entre el 1% y el 2%. Además, del dinero que se pone, un 1% va para contratar el seguro de vida. Y los gastos de gestión son del 1,5% anual.
Las aseguradoras también utilizan para este ahorro más conservador los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS). Sin embargo, en este caso no hay un mínimo legal de capital garantizado, por lo que hay que fijarse muy bien en qué tipo de activos invierte el producto. En los PIAS, el tope de aportación anual es de 8.000 euros y su rescate está exento de impuestos si se convierte en renta vitalicia. Una opción que no siempre es atractiva.
Carlos Lluch explica que ha tratado con clientes que aportaron 2.400 euros a un seguro de vida-ahorro, y que cuando quisieron rescatarlo a los dos años les dijeron que solo quedaban 350 euros. “Acaban sangrando al cliente”, sentencia.
Otra modalidad cada vez más común son los llamados unit linked, en los que el tomador de la póliza asume todo el riesgo de las inversiones asociadas al contrato. Nuevamente, bajo este paraguas se pueden dar inversiones de más o menos riesgo.
El gran líder en este segmento es VidaCaixa, la filial aseguradora de CaixaBank. “En los seis primeros meses del año hemos comercializado ‘unit linked’ por valor de 1.400 millones de euros, especialmente el producto Valor Activo Unit Linked”, explican desde la entidad.
Este producto permite escoger tres perfiles de riesgo: el conservador, que solo tiene un 25% de Bolsa; uno intermedio donde se puede llegar al 40% y otro donde se puede llegar al 100% de Bolsa. El seguro se puede rescatar total o parcialmente, y el importe del rescate será el valor de mercado de la cartera de inversión. Se trata del producto asegurador más parecido a un fondo de inversión. La comisión que se aplica al perfil más conservador es del 1,3% anual y del 1,9% en el más arriesgado.
Una de las ventajas de estos productos es la cobertura por fallecimiento que incluyen, que suele garantizar la recuperación del dinero aportado. Ahora bien, a partir de ciertas edades no es muy razonable contratar este tipo de pólizas, puesto que su coste es muy alto, y se carga al capital aportado.
Rentas vitalicias
Se trata de otra modalidad cada vez más utilizada por las aseguradoras para comercializar seguros de vida-ahorro. El cliente pone un capital a disposición de la aseguradora, y esta le garantiza una renta mensual hasta el momento del fallecimiento. Lo más importante en este caso es tener claro de dónde sale el dinero de la renta. Hay modalidades, pensadas para no dejar herencia, en las que la renta es más alta, porque se va sacando del capital aportado. Cuando se produce el fallecimiento, los herederos no cobran nada de ese seguro. En otros casos, en cambio, se prima el que los herederos sí puedan cobrar algo de ese capital, pero a cambio las rentas son más modestas.
Esta modalidad también permite que, bajo algunos formatos, el dinero se invierta de forma activa y genere rentabilidades atractivas. Y para mayores de 65 años, las ganancias patrimoniales quedan exentan si se invierten en una renta vitalicia.