La realidad amansará los planes de gasto del próximo Gobierno italiano
La favorita, la derechista Georgia Meloni, quiere reducir los impuestos y más intervencionismo corporativo
El probable próximo Gobierno de Italia tiene grandes planes de gasto. Parece que una coalición de partidos de derechas ganará las elecciones generales de septiembre, convirtiendo a Giorgia Meloni, del partido nacionalista Hermanos de Italia, en primera ministra. La elevada deuda pública y la vigilancia de la Unión Europea pincharán los globos sonda más desbocados del grupo.
La abrupta caída del ejecutivo de Mario Draghi el mes pasado allana el camino a otro Gobierno italiano. Una alianza que incluye a Hermanos de Italia, la Liga (del antiinmigración Matteo Salvini) y Forza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi, obtendría el 49% de los votos, según los sondeos, muy por delante de sus divididos rivales políticos. El partido de Meloni, que tiene raíces en el neofascismo de la posguerra, se opone a la agenda de Draghi y tiene un pasado euroescéptico, podría captar el 24% de los votos.
Una de las prioridades de la alianza es reducir los impuestos para impulsar la demanda de los consumidores. Aunque el grupo aún no ha publicado un manifiesto oficial, sus planes incluyen la ampliación de un tipo impositivo único del 15% a los trabajadores autónomos que ganen hasta 100.000 euros anuales, frente a los 65.000 euros actuales. Eso es viable. Sin embargo, un plan más audaz para extender el tratamiento a todos los trabajadores y pensionistas podría reducir los ingresos fiscales del Gobierno en unos 40.000 millones de euros al año, según el profesor de economía Massimo Baldini, o más del 2% de la producción anual de Italia. Ello dificultaría la reducción de la deuda pública, que este año se sitúa en el 147% del PIB.
La coalición de Meloni también quiere reajustar el plan de recuperación de la pandemia acordado con la Comisión Europea, de 200.000 millones de euros. Es cierto que la guerra de Ucrania sugiere que se podrían destinar más fondos a las infraestructuras energéticas. Sin embargo, cualquier cambio necesitará el respaldo de Bruselas, poniendo en riesgo el desembolso de un dinero crucial para impulsar el crecimiento de Italia.
Por último, Meloni también es partidaria de una mayor presencia del Estado en Italia S.A. Esto podría poner en peligro privatizaciones acordadas, como la de la sucesora de Alitalia, ITA, y la del banco Monte dei Paschi di Siena.
Sin embargo, Italia necesita el apoyo de los inversores para refinanciar su deuda. El nerviosismo de los mercados obligó a un anterior ejecutivo antisistema a frenar costosos proyectos fiscales en 2018 y 2019. Además, el Banco Central Europeo señaló en julio que intervendrá para apoyar a los países que se enfrentan a los ataques especulativos solo si cumplen las normas fiscales europeas y no hacen saltar sus finanzas públicas. Y el aumento de los rendimientos de la deuda del Estado, con un diferencial sobre los bunds alemanes a 10 años que se ha duplicado hasta los 200 puntos básicos en un año, sugiere que Italia no puede dar por sentados los mercados de bonos. Estas limitaciones externas moderarán cualquier medida fiscal radical.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías