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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Estándares globales para los desafíos que afronta Europa

Son un instrumento clave para reforzar el mercado interior, la autonomía estratégica y el liderazgo económico mundial

CINCO DÍAS

Superar con éxito los múltiples desafíos a los que se enfrenta Europa en la actualidad dependerá, en gran medida, de su capacidad para reforzar su autonomía estratégica, mejorar su competitividad industrial e impulsar su liderazgo a nivel global.

Ante la situación geopolítica y energética que vivimos y con los efectos de una pandemia mundial aún presentes, que han provocado un contexto de incertidumbre económica, urge avanzar hacia un mercado único más resiliente, ecológico y digital que permita tanto a las empresas como a la sociedad en su conjunto pisar el acelerador de la recuperación.

En esta senda hacia el crecimiento, la normalización europea debe ser una de las protagonistas, pues contribuye a mejorar, por un lado, la competitividad y autonomía de la industria, brinda también seguridad a los consumidores y al tejido productivo y es la base para consolidar un mercado interior fuerte en la UE; y por otro, porque permite dinamizarlo para expandir su posición de liderazgo en el mundo.

Precisamente, bajo ese doble objetivo, la nueva estrategia de normalización lanzada por la Comisión Europea y presentada recientemente en España supone un nuevo enfoque estratégico para hacer más fuerte a todos los niveles el sistema europeo de normalización y a los organismos que forman parte de este, como CEN, Celenec y ETSI, de los que nuestra asociación es el miembro español. Reconoce, además, que las normas armonizadas han permitido en las últimas tres décadas a las empresas demostrar el cumplimiento de la legislación, reportándoles beneficios tanto a ellas como a los propios consumidores.

Este nuevo enfoque estratégico de la Unión Europea pretende hacer posible que las normas europeas operen, cada vez más, en un contexto global de forma competitiva y ajustándose a un ritmo de innovación cada vez mayor, proporcionando a las empresas una ventaja competitiva en términos de acceso al mercado y al desarrollo tecnológico. Y todo ello con una clara vocación de contribuir también a la necesaria economía verde para fomentar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas para 2030. Debemos crecer, pero de forma sostenible y respetuosa con el medio ambiente para no embargar el futuro de las próximas generaciones.

En materia de sostenibilidad, son ya destacados y deben seguir siéndolo los esfuerzos nacionales, europeos e internacionales en la consecución de estándares dirigidos a establecer modelos de negocio circulares y a medir su circularidad en distintos niveles –producto, servicio o actividad de la organización–, entendiendo que no es posible crecer si no es de forma sostenible.

Por otro lado, si hablamos de digitalización, en un escenario pospandémico como el actual, cobra si cabe un mayor sentido fomentar una transición digital e inclusiva para todos, sin dejar a nadie atrás, tanto en las organizaciones como en la sociedad civil. Multitud de indicadores e informes internacionales reflejan, en este sentido, la necesidad creciente en el ámbito empresarial, educativo e industrial de contar con perfiles técnicos con amplio conocimiento y dominio de la tecnología y las competencias digitales.

En este contexto, cabe resaltar que los estándares no son ajenos a la realidad social y empresarial, sino que dialogan permanentemente con ella buscando el consenso y ayudan a construirla. Además de facilitar el cumplimiento normativo y legislativo, también evitan la comercialización de productos y servicios inseguros que puedan provocar un perjuicio a la economía o a los consumidores. En esta tarea, resulta clave compartir conocimiento y experiencia y la colaboración con las Administraciones públicas y los distintos sectores económicos. España es un excelente ejemplo para el resto de Europa y del mundo. No en vano, es el quinto país en la implementación de normas en empresas e instituciones, solo por detrás de China, Italia, Japón y Alemania, y lidera comités internacionales en múltiples áreas como antisoborno, energía, salud o gestión de la seguridad vial.

Entre otros ejes de actuación, la nueva estrategia europea de normalización se propone anticipar, priorizar y abordar las necesidades urgentes de normalización en ámbitos estratégicos (como el referido al Covid-19 y las emergencias sanitarias); mejorar la gobernanza y la integridad del sistema europeo de normalización; reforzar el liderazgo europeo en materia de normas mundiales; apoyar la innovación y formar, por último, a la próxima generación de expertos en normalización.

Europa se enfrenta a retos acuciantes que no tienen precedentes, como el climático, la recuperación pospandemia, la necesidad de avanzar en la transición digital y verde o la amenaza que supone el conflicto bélico en Europa del Este y sus derivadas energéticas y sociales. Ante estos escenarios, no debemos olvidar que las normas son la base del progreso compartido de la sociedad y que son fundamentales para avanzar hacia una sociedad cada vez más segura, participativa y con mayor bienestar y prosperidad para todos.

Javier García es Director general de la Asociación Española de Normalización, UNE

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