Los expertos prevén que se ralentice el PIB a fin de año sin entrar en recesión
Putin tiene en su mano la llave para provocar la recesión en Europa. Aunque los expertos son cautos, el corte de gas a Alemania desataría los peores augurios económicos
Aunque nadie quiere reconocer que la economía europea y consecuentemente, la española, podrían registrar en la última fase del año caídas del PIB intertrimestral, los ojos de los analistas, expertos y dirigentes se dirigen hacia Alemania y hacia Rusia. De frenarse la locomotora europea o incluso descarrilar, podría arrastrar tras de sí a los vagones de los que tira y entre ellos, el de la economía española.
Y es que el optimismo generado a principio de año tras los avances llevados a cabo en la lucha contra el Covid, se fue al traste en la madrugada del 24 de febrero, cuando las tropas rusas invadieron Ucrania.
Este inicio de una guerra en Europa de insospechadas consecuencias, ha provocado en el Viejo Continente unos niveles de inflación no vistos hace muchos años, en el caso de España, cerca de 40 y un importante deterioro de las estimaciones de crecimiento para el ejercicio.
La pregunta que surge entonces, es si esta desaceleración podría ser más pronunciada de lo previsto y caer técnicamente en recesión, la acumulación de al menos dos trimestres con caídas en el nivel del PIB.
Los analistas consultados por Cinco Días no se atreven a pronosticar esta recesión en sentido estricto y coinciden en señalar que la incertidumbre derivada de Ucrania podría afectar de la manera más insospechada.
Gregorio Izquierdo, Director del Instituto de Estudios Económicos (IEE), no ve probable dos trimestres consecutivos de caída del crecimiento, aunque reconoce que la incertidumbre generada está afectando a las decisiones de compra, especialmente de bienes duraderos y genera una caída de la inversión.
En España “no llegaremos a recesión”, aunque Alemania sí, lo que indudablemente tendría sus efectos en la economía española, así como en el resto de las europeas. Considera que hoy por hoy, la economía española cuenta con dos palancas para autodefenderse de esta crisis. Una son los fondos europeos y otra la tasa de ahorro de las familias que permitirá mantener un nivel adecuado de consumo.
El primero que encendió las primeras luces de alarma fue el propio vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, al afirmar el miércoles pasado que un corte del gas ruso a Alemania podría llevar al país germano a una recesión y esto, a su vez, podría “arrastrar” al conjunto de la eurozona. Rápidamente matizó que no era un escenario que manejase ahora el BCE, aunque el mensaje ya había sido lanzado.
Ya se habla de un cierre total de suministro de gas a Alemania por parte de Rusia, incluso antes de lo pronosticado que era para el invierno con las bajas temperaturas, con ello Putin tendría en su mano un arma de negociación.
Oriol Aspachs, director de Economía Española de Caixabank, ve como probable “una desaceleración en el último trimestre aunque no una recesión”. Señala que esta desaceleración también se hará patente en 2023, donde esta entidad vaticina que el crecimiento del PIB estará por debajo del 3%.
Donde si aprecia indicios de estancamiento es en Alemania. Su mayor dependencia del gas ruso y su mayor vinculación al comercio global por su papel exportador, provocará tasas ligeramente positivas o negativas, pero no profundas ni persistentes.
“Los riesgos han aumentado en los últimos meses y han cotizado en materias primas y tipos de interés”, señala Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research. El corte de suministro ruso puede ocurrir por lo que puede darse un decrecimiento puntual, con una media anual positiva, añade.
A nivel interno, tanto la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, como la propia presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), Cristina Herrero han rechazado la idea de una caída del PIB, aunque “de momento”.
También el director de Economía y Estadísticas del Banco de España, Ángel Gavilán no pudo descartar cuando presentó las primeras estimaciones de la entidad en abril, que en función de la guerra se pudiese entrar en recesión. Estas palabras fueron matizadas con posterioridad.
Con la incertidumbre que vive la economía mundial, “es imposible tomar decisiones”, señala María Jesús Fernández, Economista senior de la Dirección de Coyuntura de Funcas. En su opinión, la clave va a estar en que Rusia cierre el grifo del gas, lo que podría afectar a los costes de producción de las empresas por la vía energética.
Los costes salariales y los tipos de interés son otras variables a analizar. Pese a que esta crisis no tiene nada que ver con la de 2008, la vulnerabilidad para España llega por el aumento de la deuda pública, por lo que hay que ver como afectará la subida de tipos a la prima de riesgo, añade.
Síntomas de una crisis global
Materias industriales. La caida de precios de un importante número de materias primas industriales parece anticipar que la recesión llegará y podría ser de carácter global. En lo que va de año, la cotización del aluminio se ha desplomado, lo mismo que la del cobre y el acero y eso es una señal ineludible de que la demanda se está frenando. Algo parecido pasa con el hierro, material vital para la construcción, así como el plomo o el estaño de amplio uso industrial.
Mercado energético. Podría decirse que es el principal causante de la incertidumbre. A contrario que otros productos que bajan sus precios, el petróleo o el gas registran niveles históricamente elevados lo que está gripando los principales motores económicos. En este caso las subidas tienen su reflejo en unos históricamente elevados niveles de inflación. El problema es que una posible solución al problema está en manos de una decisión arbitraria del mandatario ruso.