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Las tribulaciones de Macron podrían convertirse en un desastre fiscal

Con un endeudamiento de más del 110% del PIB y sin un plan creíble de control del gasto, la deuda parece vulnerable

Emmanuel Macron llegó a su segundo mandato como presidente de Francia con una plataforma de grandes promesas de gasto y recortes de impuestos que caló en las masas. Cómo iba a financiar sus promesas no parecía preocuparle mucho. Pero ahora que los partidos de la oposición dominan el parlamento, los inevitables tejemanejes podrían convertir la moderación fiscal en la principal víctima de las dificultades del presidente.

El nuevo parlamento francés empezará a debatir la semana que viene un “paquete de medidas sobre el coste de la vida” de 26.000 millones de euros para ayudar a la economía del país a superar el pico de inflación. Supondría un 1% del PIB de este año, que se sumaría a un déficit presupuestario calculado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en un 5,4% del PIB este año.

Pero ya han comenzado los forcejeos entre las facciones políticas, de izquierda a derecha, con las que Macron tiene que lidiar para que se apruebe su plan. El partido de la izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon quiere aumentar las prestaciones sociales, el partido republicano de la derecha convencional quiere bajar los impuestos sobre la gasolina, y la extrema derecha, liderada por Marine Le Pen, exige grandes recortes del IVA.

Si Macron se atiene a su plan, la carga de la deuda de Francia debería seguir disminuyendo este año en consonancia con el resto de Europa, gracias sobre todo a la alta inflación, que significa que la deuda crecerá más lentamente que el PIB nominal. Con un aumento de los precios del 5,5% este año y un crecimiento real previsto del 2,4%, el endeudamiento debería bajar al 112% del PIB este año, frente al 114% del año pasado, según los cálculos de Breakingviews.

Sin embargo, la preocupación a largo plazo es que Macron tendrá que romper el bloqueo político cediendo a las demandas de gasto de los diferentes partidos para conseguir que se aprueban algunas leyes. Y también está planeando grandes inversiones a lo largo de los próximos cinco años en la transición ecológica, el sistema educativo deficiente y el Ejército. El economista francés Jean Pisani-Ferry ha calculado que esto podría suponer 50.000 millones de euros al año, es decir, alrededor del 2% del PIB.

El inevitable aumento del gasto público, combinado con la probable caída de la inflación y el crecimiento, significa que Macron tendrá más dificultades para evitar que la deuda aumente en los próximos años. La subida de los tipos de interés ya le está costando al Gobierno 2.000 millones de euros más en pagos de intereses este año. La rentabilidad adicional con respecto a Alemania que Francia paga por endeudarse a 10 años ha subido 23 puntos básicos desde principios de año, hasta el 0,59%. A menos que Macron presente un plan a medio plazo para reducir la deuda de Francia, debería acostumbrarse a unos mercados menos favorables.

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