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La sanidad privada busca una segunda vida para el turismo de salud

Hospitales y clínicas piden más apoyo público para captar pacientes de otros países. Destacan el empuje de Turquía y República Checa

Francisco Vilás, consejero delegado del Grupo Policlínica.
Francisco Vilás, consejero delegado del Grupo Policlínica.

El desplome del turismo tras la Gran Recesión de 2008, unido a la fuerte estacionalidad, obligó al Ejecutivo a buscar alternativas para desarrollar nuevos nichos de negocio para el futuro. Y uno de los más llamativos fue el turismo sanitario. Se trataba de aprovechar que España era el segundo destino más visitado en el mundo para potenciar la llegada de viajeros europeos en busca de tratamientos sanitarios, bien por ser más baratos o porque servían para esquivar las largas listas de espera.

Un informe elaborado por la Escuela de Organización Industrial (EOI) en 2013 junto a la Secretaría de Estado de Turismo, calculaba que 186.000 viajeros acudían a España por motivos de salud y que el turismo sanitario generó un negocio de 1.740 millones de euros en 2011.

Desde esa fecha, el desarrollo de este turismo ha sufrido una parálisis de diez años. Francisco Vilás, consejero delegado del Grupo Policlínica en Ibiza, recalca que el principal freno se ha producido por cuestiones ideológicas. “En España existe una cierta lacra para el uso de la medicina privada. El procedimiento sería muy sencillo: un irlandés se viene a operar y se firma un acuerdo con el país de origen. Hoy por hoy es imposible: ni los gobiernos de izquierda ni los sindicatos lo permitirían”, asegura Vilás, que pone como ejemplo el proyecto de ley de Equidad Sanitaria, aprobado hace dos semanas, que limita al máximo la gestión privada de los hospitales públicos. Vilás considera que el grupo Policlínica, con una facturación prevista de 48 millones de euros y 500 empleados, cuenta con todos los factores para ser un polo de atención de turistas sanitarios: un destino turístico de referencia en Europa y un desarrollo tecnológico vanguardista, con una inversión anual de 1,5 millones de euros en tecnología.

David Medina, presidente saliente de la patronal de turismo sanitario Spaincares, achaca también esa parálisis a la pandemia y al fracaso de la directiva europea que iba a regular los viajes a otros países para realizarse tratamientos médicos. “La directiva se creó con muy buenas intenciones para que hubiera un tráfico de pacientes, pero su desarrollo se ha convertido en un mecanismo diabólico, porque te obligan a anticipar el dinero”, recalca. Medina además apunta a la falta de implicación de las administraciones públicas en el desarrollo del turismo sanitario. “Esa vía está inactiva. Ahora la única alternativa es la sanidad privada”.

Vilás alerta, no obstante, de que mientras España debate si retoma el turismo sanitario, otros países como República Checa o Turquía, están apostando de forma decidida y coordinada entre el sector público y privado por captar pacientes para tratarse. “República Checa, con unos costes laborales más bajos, ha roto el mercado por precio”, asegura Vilás, que precisa que las intervenciones más demandadas son la cirugía de ojos, intervenciones relacionadas con la obesidad y estética, o la colocación de prótesis de cadera o de rodilla, con listas de espera de hasta seis años en Reino Unido.

Medina avanza que ahora toca buscar pacientes uno a uno. “La clave va a estar en hacer una selección óptima de las plataformas de captaciones de clientes”. En cualquier caso anticipa que en dos o tres años la situación debería cambiar. “España tiene que competir en el turismo de salud, pero no en la liga de República Checa o Turquía. Tenemos que ser competitivos en precios y también fiables en la seguridad y en el seguimiento de paciente”. Vilás pone como ejemplo una intervención realizada la semana pasada. “Tuvimos que reoperar a una paciente tratada en Chequia y que se sometió a la colocación de un implante mamario por 1.500 euros procedente de China”.

En esa ambición comercial, el grupo Policlínica quiere hacer valer la obtención de la certificación de la norma internacional de turismo médico que otorga el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE). Se trata del primer hospital de España que logra este reconocimiento, que avala la calidad de establecimientos y servicios turísticos de salud facilitados a aquellas personas que viajan por razones médicas como principal motivación.

La incógnita del Reino Unido tras el brexit y la pandemia

Prioritario. Reino Unido es el mercado prioritario para el desarrollo del turismo de salud porque es el primer mercado emisor de turistas a España, con una cuota de mercado del 21%, por las abultadas listas de espera en la sanidad pública y por los elevados precios de las intervenciones en la sanidad privada

Previsiones. El presidente de Spaincares calcula que habrá que esperar a la reactivación definitiva del turismo, prevista para 2023, para ver si el turismo de salud vuelve como en 2019 o si hay cambios significativos. “En ese momento será cuando habrá que ver si los pacientes ingleses, los más numerosos antes de la pandemia, vuelven o si, por lo contrario, son sustituidos por alemanes, holandeses e italianos”

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