El camino a vela vuelve con un homenaje a Elcano
Consta de 15 etapas por diferentes puertos del norte de España y termina en una caminata final a Santiago El objetivo es fomentar la náutica como una experiencia de turismo sostenible
Cada año, millones de peregrinos recorren el Camino de Santiago a pie. El origen de este viaje, sin embargo, tuvo lugar en el mar, cuando los discípulos Teodoro y Atanasio llevaron el cuerpo de Santiago Apóstol en una barca de piedra hasta las costas de Gallaecia (la actual Galicia), según cuenta la leyenda. Este año, la VII travesía del Camino a Vela brinda la oportunidad de revivir esa experiencia con un encuentro cultural y deportivo que ha arrancado este 24 de junio y llegará a su fin el próximo 15 de junio, en Santiago de Compostela.
La travesía 2022 es una edición especial dedicada a la conmemoración del V Centenario de la primera circunnavegación a la tierra, liderada por los navegantes Magallanes y Elcano y que culminó en 1522, tras el regreso a España del navegante vasco. Precisamente por esta vinculación, Getaria y Bermeo serán puertos de recalada, ya que se trata de las localidades donde nacieron Elcano y su contramaestre Acurio, respectivamente.
La coordinadora de la travesía, Patricia Alcubilla, asegura que se trata de un año con récord de participación, con 30 embarcaciones y más de 120 peregrinos náuticos, la mitad de ellos franceses. “Está todo el mundo con muchísimas ganas de salir a navegar y el año Xacobeo también está dando mucho impulso”, reconoce. La idea, dice, es promover la náutica en todo el norte de España como una experiencia de turismo sostenible, así como fomentar el interés por su costa y gastronomía. “A lo largo de todo el recorrido, ofrecemos visitas turísticas y eventos. Les abrimos la puerta a que se mezclen con la cultura de cada localidad”, subraya.
El viaje consta de 15 etapas que comienzan en el Puerto de La Rochelle, en el suroeste de Francia, y terminan con una caminata final hasta la catedral Santiago con el objetivo de lograr la Compostela, para lo que es necesario haber realizado un mínimo de 100 millas náuticas. Además el recorrido consta de cuatro días de descanso, en Hondarribia, Laredo, Gijón y Cedeira, aunque el itinerario está sujeto a modificaciones que pueda ocasionar el estado del mar.
Los peregrinos por mar pueden realizar la travesía con su propio barco y quienes no dispongan de uno tienen la opción de integrarse en alguno de los barcos que conforman la flota para hacer el camino compartiendo los gastos y esfuerzos del peregrinaje. “No tienes ni que tener barco ni saber navegar, solo tienes que participar y estar atento porque estamos todos en el mismo barco, nunca mejor dicho”, recuerda Alcubilla. “Se forma un grupo muy bonito, esa unidad que se consigue a los pocos días es una de las cosas más emocionantes de este camino”.
Esta edición, la mayoría de los participantes completarán la travesía de principio a fin, pero existe la opción de incorporarse a la aventura desde cualquiera de los puertos que la conforman. Salir desde La Rochelle, por ejemplo, tiene una tarifa de 350 euros por el barco y otros 350 euros por cada tripulante. Acoplarse desde Ribadeo, en cambio, tiene un coste de 230 euros por el barco más 190 euros por persona. En el precio están incluidos desde los amarres hasta la equipación, las visitas, los eventos gastronómicos o los premios de los concursos que preparala coordinación. “Queremos dar acceso a la mayor parte del público para que todo el que quiera acercarse a la mar y quiera vivir esta experiencia pueda hacerlo, que no sea por el dinero por lo que no lo pueda hacer”, advierte la coordinadora.
Para ello, cuentan con el patrocinio de empresas como Repsol, Mapfre o Quirón Salud, así como con la colaboración de los distintos puertos y ayuntamientos de las localidades que visitarán los peregrinos náuticos durante el camino. Turespaña también ha brindado su apoyo institucional y parte de la financiación proviene de los fondos Next Generation.
La meta, más allá de visitar al apóstol, es promover y desestacionalizar la vía náutica del norte para que se convierta en una ruta turística sostenible no solo en verano, sino durante todo el año. Aun así, Alcubilla recuerda que es una experiencia única, pero dura: “El mar es espectacular y te da mucho, pero también hay que estar alerta y sufrirlo. No llegas con ampollas, pero llegas con callos en las manos”.