Los expertos ponen en cuarentena la recuperación del empleo y la reforma laboral
Economistas del Instituto EY-Sagardoy, BBVA Research y Fedea alertan de la rigidez contractual y de la menor calidad del nuevo empleo indefinido, con más rotación
La recuperación del mercado de trabajo tras la pandemia y el impacto positivo de la reforma laboral en la contratación fija son dos hechos altamente contrastados y avalados por los datos estadísticos del mercado laboral conocidos en lo que va de año.
Pocos son los que ponen en duda las cifras cuantitativas de esta recuperación, pero otra cosa es qué dice el análisis cualitativo de las estadísticas. Eso es lo que ha hecho la segunda edición del Observatorio trimestral del mercado de trabajo que elaboran el Instituto EY-Sagardoy, junto a BBVA Research y Fedea, cuyos analistas han detectado varios puntos negros de la recuperación laboral o, al menos, ponen en cuarentena algunos de los efectos de la reforma laboral sobre la ocupación
En términos generales este grupo de expertos laborales considera que “se puede concluir que tanto el empleo como el paro han seguido una evolución muy favorable en el inicio de 2022”. De hecho, tanto la ocupación medida por la Encuesta de Población Activa (EPA) como por la Contabilidad Nacional y la afiliación a la Seguridad Social superan ya los niveles prepandemia del último trimestre de 2019. Sin embargo, y aquí viene el primero de los cuestionamientos de la recuperación: “las tasas de empleo se sitúan en máximos históricos, pero solo si no se tienen en cuenta las horas trabajadas”. Así, hay más empleos pero los trabajadores trabajan menos horas: "muchos hogares no consiguen reunir las horas de trabajo suficientes para superar el riesgo de pobreza", denunció ayer uno de los coordinadores de este observatorio e investigador de Fedea, Florentino Felgueroso.
Los afiliados a la Seguridad Social alcanzaron su máximo histórico en el el primer trimestre de 2022, pero la EPA indica que aún faltan más de medio millón de ocupados para llegar al máximo alcanzado en el tercer trimestre de 2007, antes de la gran crisis financiera de 2008.
Además, esta recuperación es desigual. Aunque tanto el sector privado como público han superado el nivel prepandemia (2019), si se compara con la crisis financiera, el empleo público ya es un 6% superior a 2008 mientras que los asalariados del sector privado están cinco puntos porcentuales por debajo de aquel año y los autónomos, ocho puntos menos que entonces.
Junto a estas sombras, hay otros indicadores, como la tasa de subempleo (proporción de ocupados a tiempo parcial involuntario sobre el total de asalariados a tiempo parcial) y la proporción de parados de larga duración que muestran evoluciones “menos favorables”. Así, por ejemplo, la tasa de subempleo es aún 20 puntos superior a la registradas en la gran recesión de 2008.
Y, de cara al futuro, el director de Análisis Económico de BBVA Research, Rafael Doménech, alertó sobre “los menores crecimientos del empleo –ya en el corto plazo– en las actividades para las que la energía tiene un mayor peso en sus costes”.
Tras estas alertas en la recuperación del empleo este observatorio ha analizado los primeros efectos de la reforma laboral, entre los que ha visto “un claro descenso de la temporalidad que hay que valorar”. Aunque, dicho esto, llegan los peros. Los expertos se quejan de que las cifras de la EPA y de contratación del servicio público “se ha presentado en ocasiones como evidencia incontrovertible del indudable éxito de la reciente reforma para combatir la precariedad en el empleo. Aunque, nuestro análisis apunta, sin embargo, a la necesidad de una mayor prudencia y de series más largas a la hora de valorar los efectos de la nueva normativa”.
Destacan que en el primer cuatrimestre –Felgueroso distingue entre el periodo enero-marzo y abril por la progresiva entrada en vigor de la reforma laboral– se registraron un millón de contratos indefinidos más y 1,8 millones de temporales menos. Pero precisa que este recorte de eventuales está motivado por la penalización a los duración de menos de una semana y en la prohibición legal de los de obra y servicio. Estas cuestiones junto a una mayor causalidad de los temporales y los mayores límites al encadenamiento imprimen una mayor rigidez a la contratación eventual que puede restar vigor a la creación de empleo. Asimismo, estos expertos aseguran que los antiguos contratos de obra o servicio determinado que han quedado fuera de la legislación se han repartido a partes iguales entre el paro, los nuevos indefinidos y los nuevos eventuales por circunstacias de la producción.
Otra de las alertas que, según este análisis, hace recelar a los expertos del impacto netamente positivo de la reforma laboral es que "cabe esperar que se producirá un aumento de la tasa de rotación de los contratos indefinidos, especialmente durante los primeros años", precisó Marcel Jansen, de la Universidad Autónomoa de Madrid (UAM) y también investigador de Fedea. Así, el documento presentado ayer indica que "muchos puestos que se van a cubrir con contratos indefinidos a partir de ahora son intrínsecamente menos estables o rentables que los trabajos indefinidos existentes".