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Comisión

Bruselas empieza a atar en corto a la industria textil

Por un lado, planta batalla a la moda rápida con más exigencias en sostenibilidad. Además, investiga un cártel en varios países de la UE

Prensdas en venta en un comercio textil
Prensdas en venta en un comercio textil efe
Javier García Ropero

Los grandes grupos del sector de la moda han recibido en las últimas semanas dos toques de atención por parte de la Comisión Europea. Así, mientras las autoridades de competencia han abierto una investigación sobre posible fijación de precios, el Ejecutivo comunitario también quiere poner coto al impacto medioambiental de la moda rápida. Para ello, exigirá un porcentaje de fibras recicladas, prohibirá destruir ropa y aumentará la transparencia.

Con dos decisiones separadas en el tiempo por apenas dos meses y medio, la Comisión Europea parece querer atar en corto al sector textil por diferentes flancos: el de la sostenibilidad y el de la competencia, en un territorio donde han surgido algunos de los grandes grupos industriales de este sector.

La iniciativa más reciente se conoció cuando Bruselas comunicó, a medidaso de mes, el inicio de una investigación a escala comunitaria a empresas de la industria textil, ante las sospechas de que hayan incurrido en pactos de precios, dando forma a un cártel, o en otras prácticas contrarias a la libre competencia.

Aunque no detalló el número, identidad o procedencia de las empresas investigadas, la Comisión Europea sí concretó que se habían llevado a cabo redadas sin previo aviso “en las instalaciones de empresas activas en la industria de la moda en varios Estados miembros. En paralelo, la Comisión ha enviado solicitudes formales de información a varias empresas del sector”. Una investigación que llevará meses y que deberá demostrar que los indicios encontrados por las autoridades europeas son constitutivos de alguna infracción.

Por ello, el anuncio de más calado que ha sacudido al sector textil en suelo comunitario es el que tuvo lugar a finales de marzo, cuando la Comisión Europea dio luz verde a su Estrategia sobre los Productos Textiles Sostenibles y Circulares, que dice que, para 2030, “la moda rápida debería estar pasada de moda”. Una estrategia

“para hacer que los textiles sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables a fin de luchar contra la moda rápida, la basura textil y la destrucción de los productos textiles no vendidos”, indica el ente comunitario. Este argumenta que el consumo de los productos textiles por parte de los europeos es el cuarto que más impacta en el medio ambiente y en el cambio climático, y que crecerá un 63% hasta 2030.

Por ello, introducirá nuevos requisitos para que las prendas que se vendan en el entorno de la UE tengan un porcentaje mínimo de fibras recicladas; prohibirá la destrucción de los productos no vendidos; introducirá un pasaporte digital para las prendas; hará controles para que las prendas que dicen ser sostenibles lo sean, con “normas más rigurosas”; y será más exigente con los procesos de producción.

La mención expresa a la “moda rápida” hace girar las miradas a los gigantes textiles. Estos, por su capacidad financiera, ya han iniciado un proceso de transformación, incluidos sus socios industriales, para cambiar la composición de sus prendas.

Inditex ya vende el 47% de las suyas con la etiqueta Join Life, que identifica las más sostenibles. El gigante gallego aspira a que el 100% de su algodón sea orgánico, reciclado o de fuentes “más sostenibles” en 2023, y que el 100% del lino lo sea en 2025. Hace escasas semanas, la textil anunció que comprará 100 millones en fibra textil reciclada de la firma finlandesa Infinited Fiber Company.

H&M, su gran rival, aspira a que en 2025 todo su poliéster sea reciclado, o que el 30% de la composición de sus prendas sea a partir de materiales reciclados. El objetivo para 2030 es que ese porcentaje sea del 100%.

Mango también fija 2025 como el año para llegar a un 100% de poliéster reciclado, así como que todas las fibras celulósicas tengan un origen controlado. Para entonces, también aspira que el 100% del algodón sea de origen sostenible. Por último, la japonesa Uniqlo trazó el objetivo de que el 50% de la composición de sus prendas proceda de materiales reciclados en 2030.

La estrategia europea no parece tan enfocada a estos grandes grupos como a pymes y otras marcas incipientes de difícil escrutinio. Y ahí aparece la china Shein, valorada en 100.000 millones de dólares, que en abril lanzó una colección “sostenible” con poliéster reciclado, aunque sin detallar su composición. Sí detalla que, cada día, añade más de 1.000 nuevas referencias a su tienda.

11 kilos de ropa tirados al año por cada europeo

► Consumo. Según los datos de la Comisión Europea, cada europeo tira una media de 11 kilos de productos textiles cada año. Además, en el mundo se arroja a un vertedero o se incinera el equivalente a un camión lleno de prendas por cada segundo. Entre 2000 y 2015, casi se duplicó, lo que ha llevado a Bruselas a intentar hacer que la ropa que compren los europeos sea más duradera.

 

► Trabajo. Bruselas también cifra en más de 1,5 millones las personas empleadas en el sector textil comunitario, que está compuesto por más de 160.000 empresas. El volumen de negocios de estas sumaba 162.000 millones de euros en 2019. La Comisión describe que el sector está compuesto “esencialmente de pequeñas y medianas empresas”.

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Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.

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