Bitcóin, acciones de Tesla y deuda: así pagará Musk los 44.000 millones para hacerse con Twitter
El magnate ya dispone de préstamos bancarios, pero aún debe abonar 21.000 millones en dinero contante y sonante de su bolsillo
Ser el hombre más rico del planeta hace que uno se plantee comprar una compañía entera tan rápido como la mayoría de los mortales se da un capricho. Puede parecer que Elon Musk —con una fortuna estimada por Forbes de 270.000 millones— solo tendrá que rascarse un poco su abultada cartera para hacerse con Twitter, pero la realidad es que la operación se teje sobre una red de préstamos, bonos y fondos de private equity.
Elon Musk ofrece a los accionistas de Twitter 54,2 dólares por cada acción, lo que valora la red social en 44.000 millones de dólares. El magnate remitió la semana pasada a la SEC la documentación que atestigua cómo pretende financiar la oferta. La mayor parte de este dinero lo aportará el propio Musk, que ha rubricado acuerdos con la banca para obtener 12.500 millones respaldados por una parte de sus acciones de Tesla. Además se ha comprometido a aportar 21.000 millones en dinero contante y sonante.
De acuerdo a los cálculos de Bloomberg, Musk tiene unos 3.000 millones en efectivo. Su mayor activo, no obstante, es haber sabido invertir en el momento preciso en un negocio que es ya un imperio de la nueva economía. De promesa de Wall Street Tesla vale ya más que los otrora pilares del sector automovilístico, como Ford o General Motors. De acuerdo a los precios de la Bolsa, el 20% que ostenta Musk de la enseña de coches eléctricos vale cerca de 200.000 millones de dólares, aunque una parte de estos títulos son la garantía de préstamos para financiar otras actividades empresariales de Musk.
Por tanto, una de las alternativas del magnate para conseguir el dinero para lanzar la opa es vender una parte de sus acciones. Para recabar esos 21.000 millones, Musk puede vender una parte de sus títulos en la compañía, aproximadamente un 2%. Pero aún se guarda un as bajo la manga.
En 2018 Musk, que no cobra un sueldo como consejero delegado de la compañía, firmó un pacto con Tesla: si en la próxima década conseguía que la compañía valiese en Bolsa más de 650.000 millones, cobraría un histórico bonus. La empresa alcanzó este hito mucho antes de lo previsto, en enero de 2020, y ya supera el billón de dólares de capitalización. Esto supone que Musk pueda comprar 8,4 millones de acciones de Tesla a 70,01 dólares, un 90% más barato que los más de 900 dólares a los que cotiza. Obtendría un beneficio de más de 20.000 millones, precisamente lo que Musk debe invertir en Twitter.
Otra alternativa es recurrir a los fondos de capital riesgo. El mercado especula con que Musk se asocie con algún gran fondo —como Apollo, Thoma Bravo, Blackstone o Brookfield—, para que aporte una parte de ese importe. Eso sí, Musk tendría que dar cuentas a sus socios de las decisiones que tome en la red social y no tendría las manos libres para desplegar la política en favor de la libertad de expresión que dice busca con la compra de la compañía.
También puede vender una parte de las otras dos compañías que posee, Space X y The Boring Company, a un fondo de capital privado. La primera, que quiere explotar el turismo espacial, se valoró en 75.000 millones de dólares en su última ronda de financiación. El problema aquí está en que ninguna de las dos firmas cotiza en Bolsa, lo que reduce su liquidez. Musk debería negociar con un fondo de capital riesgo para ello.
Una buena parte del capital de Musk, según él mismo ha declarado, está invertido en diversas criptomonedas. Afirmó en julio que había comprado Bitcóin, Ether y Dodgecoin, aunque no precisó en qué cantidad. Con los criptoactivos multiplicando su valor año a año, vender algunas de estas divisas puede ser otra manera de que Musk obtenga el dinero necesario para comprar Twitter.
Lo que sí se ha asegurado Musk es la deuda necesaria para completar la adquisición. Los 13.000 millones que van de los 33.0000 millones que aportará Musk y los 44.000 millones que pagará por Twitter corresponde con un paquete de deuda que el magnate ha pactado con un ejército de bancos de inversión, comandados por Morgan Stanley. Se trata de dos emisiones de bonos de 3.000 millones, un préstamo sindicado de 6.500 millones y una línea de financiación RCF de 500 millones. Como suele ser habitual en este tipo de operaciones, conocidas como de buyout, la deuda de la financiación dependerá de la propia compañía.