Se exporta tren listo para funcionar
Las empresas españolas ofrecen un modelo de negocio de gestión integral que han trasladado con éxito por todo el planeta
En apenas tres décadas, la industria ferroviaria española ha pasado de ser la cenicienta del cuento a un referente internacional que exporta tecnología, material y conocimiento a Londres, Nueva York, Doha o Riad. La lista es casi inabarcable: Colombia, Australia, Turquía, India, Polonia, Nueva Zelanda…, así, hasta 90 países.
De furgón de cola a locomotora (nunca mejor dicho) mundial, con un volumen de exportaciones que se han multiplicado por cuatro desde 2006. En 1992, cuando arrancó la línea de Alta Velocidad Madrid-Sevilla, España tuvo que importar la mayoría de tecnología para poner en marcha aquella infraestructura colosal que supuso un antes y un después para la industria nacional del tren.
Hoy, el ferrocarril español vende a clientes de los cinco continentes tecnología y herramientas punteras, y los contratos se multiplican más allá de nuestras fronteras. “Estamos a la cabeza de kilómetros implantados con señalización ERTMS [el sistema que asegura la seguridad en la circulación y la gestión del tráfico ferroviario], participamos en multitud de proyectos de innovación Shift2Rail, producimos material de alta tecnología para equipamiento de líneas…”, enumera el director de Negocio Ferroviario de Ineco, Moisés Gilaberte.
Ejemplos que demuestran hasta qué punto las empresas e ingenierías españolas han aportado especialización, tecnología, innovación y, sobre todo, valor en toda la cadena o ciclo de vida de la infraestructura ferroviaria.
Desde la primera fase de planificación y financiación hasta la última de puesta en servicio, la industria española es capaz de desarrollar un proyecto de “llave en mano”, es decir, un servicio integral que incluye la responsabilidad, dirección y gestión de todo el plan, desde que se inicia la construcción de la obra hasta el final de la concesión.
Lo saben bien en el grupo CAF, cuyos trenes recorren los metropolitanos de Washington, México y Roma, entre otras ciudades, y cubren trayectos en el Reino Unido, Irlanda o Argelia, incluida la alta velocidad en Turquía. Además, sus tranvías circulan por Estados Unidos, Australia y Suecia. Hoy la empresa vasca mira de tú a tú a los gigantes mundiales del tren, con una facturación en 2020 de 2.726 millones de euros y una cartera de pedidos que superaba los 8.800 millones (casi el 90% procedentes del mercado exterior).
En los últimos años, su modelo de negocio ha ido un paso más allá, al incluir en su cartera la aplicación de soluciones integrales que cubren las necesidades del sector ferroviario en todos los ámbitos (servicios, la propia operación de líneas, financiación…). Esta fórmula le permite optar a grandes operaciones y a proyectos más complejos.
El paquete va completo
Durante el último año, las exportaciones del ecosistema ferroviario español superaron los 17.000 millones de euros y crearon más de 30.000 puestos de trabajo, según datos de Mafex, la patronal de la industria nacional del tren.
Para esta asociación, el punto fuerte que define a nuestras empresas es su carácter integral: son capaces de diseñar, construir y mantener líneas de metro, tranvía, tren ligero y ferrocarril convencional en cualquier parte del mundo con tecnología totalmente nacional. “Y esto incluye desde las fases más iniciales del proyecto (su estudio de prefectabilidad, la asistencia técnica, el diseño de la línea…) hasta la construcción de la infraestructura, su electrificación y señalización, la venta de locomotoras y vagones, los sistemas de ticketing, la semaforización, comunicación y gestión de flotas e incluso los talleres para el mantenimiento”, destaca el director general de Mafex, Pedro Fortea.
En 2021 las exportaciones superaron los 17.000 millones de euros y crearon más de 30.000 puestos de trabajo
Uno de los actores clave en todo este proceso ha sido (y es) Adif, el gestor de infraestructuras ferroviarias, artífice de la alta velocidad en España. La fuerte inversión pública en ferrocarril de los últimos años ha permitido a las ingenierías españolas apostar por la innovación y desarrollar tecnología puntera.
“Es un círculo virtuoso. Cuantos más y mejores avances hacen nuestras empresas, más oportunidades en el exterior. Y no solo eso: estas compañías innovadoras están permitiendo la creación de un ecosistema que a su vez atrae a otras empresas de I+D de otros sectores”, explica el director Internacional de Adif, Fernando Nicolás.
Lo demuestra el hecho de que los grandes grupos ferroviarios internacionales cuentan en España con centros de vanguardia que son un referente mundial, lo que les permite innovar, fabricar y exportar desde nuestro país al resto del mundo. Con una inversión de más de 53.000 millones de euros desde su creación en 2005, y más de 3.700 kilómetros en servicio de trenes AVE, Adif proporciona asistencia técnica en los proyectos internacionales y actúa como prescriptor de la oferta española alrededor del planeta.
“Facilitamos transferencia de conocimiento, asesoramiento y formación tanto para trabajar en la red ferroviaria como en la gestión de activos y de tráfico, mantenimiento, financiación de proyectos, recursos humanos o diseño y aprovechamiento comercial de estaciones”, añade Nicolás.
Tecnología nacional en los raíles del futuro
Otro de los aspectos que juega a favor de las empresas ferroviarias nacionales es la creación de tecnología propia en el marco de la digitalización, la movilidad sostenible y la eficiencia energética. El director comercial Internacional de Ineco, Juan Ramón Hernández, sostiene que todos estos ingredientes ayudan a avanzar hacia los objetivos del Pacto Verde Europeo para una economía neutra en emisiones de dióxido de carbono en 2050.
Talgo, por ejemplo, aspira a ser el primer fabricante español en poner en marcha un tren propulsado únicamente con hidrógeno. “Nuestras ingenierías ofrecen una mezcla adecuada, y casi única, de pujanza industrial, tecnificación y competitividad, algo que no se encuentra en otros mercados”, opina el director de Ingeniería de Talgo, Fernando Aznar. Una muestra más del potencial que aún tienen por delante las empresas españolas del ferrocarril.