Renfe se abre a diversificar su actividad hacia el metro y se interesa por el de Quito
La capital ecuatoriana busca operador para este mismo año, y la catalana TMB, Deutsche Bahn o SNCF medirán sus fuerzas
Nuevo intento de Renfe por crecer fuera de España y diversificar su actividad. La operadora tantea sus posibilidades en la explotación de líneas de metro al otro lado del Atlántico y se encuentra entre las 11 empresas internacionales interesadas en la gestión del metro de la ciudad de Quito (Ecuador). Con más experiencia en la operación bajo tierra también concurre la catalana TMB, titular del metro de Barcelona.
La infraestructura ecuatoriana está en fase de homologaciones y pruebas, y su promotora busca concesionaria para lanzar el servicio a finales de este año. Una apertura que acumula retraso sobre las estimaciones iniciales, desde marzo de 2020, tras más de 2.000 millones de dólares de inversión (unos 1.810 millones de euros). En contra ha pesado la crisis sanitaria. Y es que la Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito (EPMMQ) pidió muestras de interés a potenciales operadoras en diciembre de 2019, ofreciendo también en concesión los trabajos de mantenimiento del material rodante y equipos auxiliares, y buscando la transferencia de tecnología y formación del personal por parte de la compañía ganadora.
El plazo de preoperación era de seis meses y el de actividad comercial alcanzaba los tres años. Ahora se piensa, según fuentes cercanas al proceso, en un periodo de hasta cinco años. Los pliegos están aún por ver la luz.
Acciona está a punto de entregar la obra y el arranque se prevé tras el verano
Para Renfe se trata de un paso más en la estrategia de internacionalización, con contratos en América para gestionar la primera línea de alta velocidad en EE UU (Houston-Dallas, en Texas) y para asesorar al Gobierno mexicano en la construcción e inicio del servicio del Tren Maya. Pero este intento en Ecuador también supone la búsqueda de una posición en el boom de los suburbanos en América. La compañía espera conocer los pliegos para decidir la viabilidad de presentarse.
La otra española que ha abierto contactos con Metro de Quito, TMB, cuenta en su plan estratégico 2025 con líneas de actuación para conseguir ingresos por actividades alternativas al día a día en el metro de Barcelona y potenciar su participación en asesoría y operación en el exterior. TMB acumula experiencia en consultoría, diseño, mantenimiento y explotación de líneas en Ciudad de Panamá, Santiago de Chile, Bogotá, Dublín o Argel, entre otras ciudades.
Rivales de primer nivel
Otras firmas con las que se cuenta en Quito, y que ya han visitado las instalaciones, son las francesas RATP DEV, Transdev y Keolis (SNCF); la joint venture italo-japonesa Hitachi Rail STS; el gigante público germano Deutsche Bahn; la colombiana Metro de Medellín; el operador chileno Empresa de Transporte de Pasajeros Metro; la brasileña Companhia do Metropolitano de São Paulo y la dominicana Metro de Santo Domingo.
La primera línea del metro de Quito tiene 15 estaciones y 22,6 kilómetros de trazado, que se recorre en 34 minutos. Cruza la ciudad entre Quitumbe, en el sur, y área norte de El Labrador, y el servicio será soportado por 18 trenes. La flota se encuentra ya en las pruebas finales de integración de los sistemas de operación. Se espera que unos 400.000 viajeros usen estos servicios cada día, en una ciudad de unos 2,5 millones de habitantes.
El presupuesto total de la primera línea ha superado los 1.800 millones de euros
El equipo responsable de Metro de Quito ha compartido información técnica, jurídica y administrativa con las citadas empresas con el fin de que puedan presentar sus ofertas.
La infraestructura, prácticamente finalizada, comenzó a construirse en 2013, aunque los mayores trabajos de obra civil fueron adjudicados a un consorcio formado por Acciona y Odebrecht en 2015. Fue la crisis reputacional sufrida por la brasileña, entre graves casos de corrupción en una docena de países latinoamericanos, la que motivó su salida del consorcio, dejando a la española en solitario en noviembre de 2016. La línea contaba con un grado de avance del 51% y Acciona debía encargarse de la segunda fase. Los dos socios llegaron a enfrentarse cuando Odebrecht trató de volver a la obra en 2017.
El metro formará parte del Sistema Integrado de Transporte Público de Quito, con financiación de la ciudad (1.259 millones de dólares) y del Gobierno de Ecuador (750 millones de dólares).
Los trenes ya los puso la española CAF
El fabricante español de material rodante CAF ha sido el encargado de equipar la primera línea de metro de Quito con 18 composiciones de seis coches comunicados entre sí. Estos trenes son capaces de alcanzar una velocidad de 100 kilómetros por hora y cada uno de los coches tiene una longitud de 109 metros.
El contrato, con un montante económico de 183 millones de dólares, fue ganado por la firma industrial en el año 2016. En la financiación participó el Instituto de Crédito Oficial (ICO) español.
CAF ya había proporcionado unidades de metro previamente en capitales como Washington, Ciudad de México, Monterrey, Medellín, São Paulo, Caracas o en Santiago de Chile.
Metro de Quito ha contado con proveedores y socios de Italia, Alemania o España, entre los que también se encuentran Siemens, dependencias españolas de Bombardier y Metalltech.