Metales, productos químicos y abono, los otros perjudicados por la guerra en Ucrania
En 2020, España fue el décimo cliente de Moscú dentro de la UE En 2021 las compras ascendieron a 6.033 millones
Organismos internacionales y analistas coinciden en que la guerra tendrá efectos económicos adversos más allá de Europa del este. El Fondo Monetario Internacional ha dicho, por ejemplo, que los más afectados serán los Estados con vínculos comerciales estrechos con Moscú y Kiev. Ante tales advertencias, el Gobierno español ha insistido en que el país está blindado contra las repercusiones macroeconómicas. “España es uno de los países menos expuestos a la agresión de Ucrania y, por tanto, se prevé un menor impacto”, dijo la semana pasada la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
En efecto, la relación comercial entre España y Rusia es mínima si se compara con otros Estados europeos. A nivel comunitario, en 2020 el país fue el undécimo suministrador de Moscú y el décimo cliente, según la Secretaria de Estado de Comercio. En ese año, las exportaciones españolas fueron mayoritariamente de maquinaria y aparatos mecánicos (17,1% del total), seguido por las prendas de vestir que no son de punto (11,2%) y vehículos (9,1%).
En cuanto a lo que demanda Madrid de Rusia, los datos del Instituto de Comercio Exterior revelan que en el primer año de pandemia, los combustibles representaron el 75,5% del total de importaciones, seguidos de fundición de hierro y acero (5,9%) y productos químicos (2,2%). La balanza comercial arroja un déficit para España como consecuencia de la adquisición de hidrocarburos. En 2020 la tasa de cobertura fue del 72,8%, por lo que hubo un saldo en contra de 698 millones de euros.
Aunque no hay datos desglosados por sector, el ICEX precisa que al cierre de 2021 España realizó exportaciones a Rusia por valor de 2.213 millones de euros. Una cifra que se aproxima a las transacciones comerciales que sostiene con Dinamarca o Canadá, según las estadísticas oficiales. En cambio, las importaciones ascendieron a 6.033 millones, prácticamente el triple, si bien representa menos del 2% del total de productos adquiridos este año.
En cualquier caso, 2021 supuso un aumento de las transacciones comerciales, que se habían casi paralizado el año previo como consecuencia de la pandemia. La reactivación de la economía supuso un aumento de las exportaciones españolas de un 18,7% respecto a 2020, impulsadas especialmente por las prendas de punto y automóviles. Rusia se benefició aún más, pues en ese año España aumentó sus importaciones un 117,3%. Esto como consecuencia de la gran demanda que hubo de combustibles.
Inversiones y turismo
Más allá de la balanza comercial, los datos revelan pocos proyectos de inversión entre ambas naciones. Los últimos datos disponibles, que datan de 2019, señalan que el país presidido por Vladímir Putin ocupó la trigesimosexta posición en el ranking de regiones donde España invierte, con un stock de 1.021 millones de euros que se concentra en comercio mayorista (45,8% del total), extracción de petróleo (14,6%), comercio minorista (13,1%), fabricación de carburantes (10,5%) y fabricación de plásticos (7,3%).
En este ámbito, Rusia tampoco se fija mucho en España. Antes de la pandemia ocupó el lugar número 41 en la lista de inversores, con un stock de 657 millones de euros, lo que representó el 0,13% de la inversión extranjera directa. De ese total, gran parte se concentró en servicios de alojamiento (27,9%); distribución comercial, en particular inversiones del empresario Mijaíl Fridman en Día (26,3%); actividades inmobiliarias (20,8%) y construcción de edificios (20,8%).
Si bien las inversiones no parecen una prioridad, España sí que capta la atención de los turistas rusos y de hecho son uno de los mercados emisores más atractivo por su alto poder adquisitivo. En 2019 llegaron a los principales destinos turísticos del país 1,3 millones de viajeros rusos; un máximo histórico. La pandemia, sin embargo, frenó de golpe el tránsito. En 2020 solo se registraron 115.649 turistas provenientes de Moscú, según el ICEX.
Ucrania
El Ministerio define las relaciones bilaterales entre España y Ucrania como “escasas” y “alejadas del potencial de ambas economías”. En 2020, por ejemplo, Kiev ocupó el puesto 53 de destino de exportación y el 38 de proveedor. En sentido opuesto, Madrid fue el decimoséptimo suministrador y el decimosegundo comprador. Aunque la balanza comercial española con Ucrania registra un déficit desde hace más de una década, se observa que en los dos últimos años se ha ido reduciendo la brecha. En el primer año de pandemia alcanzó los 753 millones de euros, un 24,4% menos que en 2019. Al año siguiente volvió a caer, para situarse en 462 millones, con una tasa de cobertura del 48,5%. Aunque baja, fue un 42% superior a la de 2020.
Lo que más compra España a Ucrania son cereales. En el año de la pandemia representaron el 42% del total de importaciones. En segundo lugar, está el aceite de girasol (25%), seguido de productos de fundición (7,5%), sal, yeso, piedras sin trabajar (5,5%) y residuos de la industria alimentaria (4,6%). Por su parte, el principal producto de exportación a Kiev son vehículos (18% del total). El resto de productos son minoritarios.