El BCE pone la pelota del crecimiento en el tejado de los Gobiernos
Los políticos suelen ser mucho menos ágiles que los responsables monetarios al abordar las crisis
El Banco Central Europeo no será esta vez la primera línea de defensa. Su presidenta, Christine Lagarde, anunció el jueves sus planes de reducir las compras de activos, a pesar de que la guerra de Ucrania ensombrece enormemente las perspectivas de crecimiento de la zona euro. Esto significa que la tarea de apoyar a la economía durante esta crisis recaerá en los políticos, que suelen ser mucho menos ágiles que los encargados de fijar los tipos.
La decisión del BCE ES lo contrario de lo que lleva haciendo más de una década el banco central en momentos económicos difíciles. Durante la crisis financiera mundial, las turbulencias de la deuda de la zona euro y la pandemia, el banco acudió al rescate recortando los tipos de interés o acaparando la deuda pública. Esta vez, sin embargo, el aumento de la inflación está obligando a los responsables de la fijación de los tipos a pasar a un segundo plano.
La inflación de la zona euro alcanzó un récord del 5,8% en febrero y, según las nuevas proyecciones del BCE, alcanzará una media del 5,1% en 2022, más del doble del objetivo del banco central. Eso suponiendo que las interrupciones del suministro de energía sean temporales y que las cadenas de suministro mundiales no se vean afectadas de forma significativa. En un escenario mucho peor, la inflación podría alcanzar el 7,1% este año. No es de extrañar, por tanto, que Lagarde dijera el jueves que podría poner fin a los actuales programas de compra de bonos del banco para octubre, lo que hizo que los rendimientos de la deuda pública se dispararan en toda la zona del euro.
Es cierto que el crecimiento se verá frenado por la subida de los precios de la energía y las materias primas, que erosionan el poder adquisitivo de los consumidores y disparan la factura que pagan las empresas por las materias primas. El equipo de Lagarde también ha rebajado su previsión de crecimiento de la zona euro para 2022 en 0,5 puntos porcentuales, hasta el 3,7%, respecto a su proyección de diciembre. Pero cuando se creó el euro hace más de dos décadas, los políticos encomendaron al BCE la tarea de garantizar la estabilidad de los precios. Y en eso se centran los responsables de la fijación de los tipos, aunque se han dejado un margen de maniobra por si las circunstancias cambian.
Por lo tanto, serán los Gobiernos los que tengan que hacer el trabajo duro para ayudar a la economía de la zona euro a superar la crisis. Los líderes de la Unión Europea podrían empezar a pensar en formas de mitigar el impacto de la subida de los precios de la energía. Pero las diferencias de opinión sobre lo que hay que hacer a menudo han impedido a los Gobiernos tomar decisiones audaces durante las crisis, sobre todo en la de la deuda soberana de 2011 y 2012. Si los Gobiernos vacilan, Lagarde podría descubrir que no se ha librado del problema.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías