Sergio Vélez (FTI): “El precio de la energía puede provocar una ola de reestructuraciones”
Alerta sobre el alto endeudamiento de las compañías tras la pandemia
Sergio Vélez es managing director de FTI en España. Desde esta atalaya pilota la actividad de la entidad en el proceloso mundo de las reestructuraciones. Y también observa la otra pata con la que trabaja FTI en España, las operaciones corporativas.
El Covid-19 supuso una fuerte amenaza a las cuentas de todas las empresas, ante la obligación de vivir con un negocio a medio gas por las restricciones para tratar de contener la evolución de la pandemia. El Gobierno puso entonces en marcha un paquete de medidas destinado a evitar una avalancha de quiebras, como los ERTE, la moratoria concursal o los créditos ICO. Todo ello consiguió amortiguar la situación, pero a consta de elevar la deuda de las empresas y dilatar una segura redefinición de sus balances. Y, en medio de todo ello, la guerra en Ucrania ha añadido una potente incertidumbre extra, con consecuencias sobre la inflación, el precio de la energía y las materias primas.
“Es especialmente preocupante la subida del precio de la electricidad y de las materias primas, que ya está conllevando una reducción de márgenes en toda la cadena de valor. Ese hecho, combinado con situaciones de sobrendeudamiento, puede provocar reestructuraciones empresariales en una gran parte de los sectores”, explica Vélez en una entrevista con CincoDías. Sobre el panorama en el M&A, Vélez percibe que la actividad se ha visto “algo ralentizada”, pero considera que “es desable que se reestablezca”.
“La subida de costes ya ha impactado de forma relevante en 2021. La subida de precios de la energía es evidente, también la subida de precios de las materias primas, desde productos agrícolas, el papel o el acero. Esto ha impactado muy positivamente en los productores, pero también en toda la cadena de valor. Pensamos que muchas de las subidas no están reflejadas en la inflación de cara al consumidor final, sino que todavía ha habido una contracción de márgenes en las compañías que están entre el productor primario y el consumidor”, sostiene.
Además del conflicto con Ucrania, una serie de medidas confluirán en 2022 y lo harán más atractivo que 2021 – un ejercicio, que en palabras de Vélez, ha sido un “mercado parado para las operaciones grandes” y “de transición”– para las reestructuraciones.
“Por una parte, el primer semestre está lleno de cambios regulatorios. Tenemos el anteproyecto de ley del texto refundido de la Ley Concursal, que básicamente va a afectar a reestructuraciones financieras previas al concurso. El segundo aspecto regulatorio son los avales ICO. Hay un código de buenas prácticas que se extendió hasta el mes de marzo. Básicamente lo que va a ocurrir es que entre el mes de marzo y el mes de junio debería abordarse cuál es el tratamiento de esos avales ante determinadas situaciones”, explica.
Y sobre la mesa queda el gran problema que deja tras de sí la pandemia, el sobrendeudamiento, que obligará, antes o después, a las compañías a tomar decisiones para reestructurar su balance. “Si no hay un balance sostenible, es muy difícil que las compañías puedan abordar su crecimiento. Incluso en situaciones donde el balance esté resuelto, por ejemplo con ayudas de emergencia, en el momento que haya expectativas de crecimiento habrá que refinanciar esas ayudas”, comenta.
“Si una compañía que tiene problemas y que ha tenido ayudas de emergencia aborda una reestructuración, debería hacerlo también con capital privado, no con capital público. Creemos que hay mucho apetito inversor, pero también es importante que tanto la empresa como los acreedores se anticipen y no esperen al último momento para para abordar una reestructuración de su balance. Tarde o temprano, si tú tienes un nivel de endeudamiento por encima de mercado, vas a tener que abordar esa reestructuración. Y cuanto antes se haga, mejor”, añade.
Sobre estas empresas sobreapalancadas pende además el riesgo de que el BCE suba más pronto que tarde los tipos de interés, lo que elevaría el coste de esta deuda y constreñiría más el margen de maniobra de las compañías afectadas. “Las empresas que ya estaban muy endeudadas antes del Covid-19 sí pueden tener un problema. Pero las que se endeudaron para pasar la pandemia, lo hicieron con créditos ICO, que es una deuda barata y no debería verse afectada por tan fuertemente por la subida de tipos”, reafirma.