Indra gana 143 millones en 2021, un 18% más que antes de la crisis
La compañía, que cae un 9% en Bolsa hoy tras conocerse que la SEPI quiere llegar al 28% en su capital, logró máximos históricos en ingresos, cartera y flujo de caja libre
Indra cerró 2021 con unas ganancias de 143 millones de euros, tras perder 65 millones en 2020, lo que supone un crecimiento del 18% frente a 2019, antes de la crisis. Sus ingresos se elevaron un 11,4% en términos reportados, hasta los 3.390 millones de euros. Las ventas de la compañía subieron tanto en la división de Transporte y Defensa (un 12,3%), donde los ingresos fueron de 1.257 millones, gracias al buen comportamiento de España, Europa y Azerbaiyán y Arabia Saudi, como en la de Minsait, donde la cifra creció un 10,9% hasta los 2.133 millones. En esta división, destacó el fuerte crecimiento de los verticales de administraciones públicas y sanidad y energía e industria.
“Los resultados de 2021 pueden considerarse históricos, ya que hemos alcanzado niveles récord en Indra, tanto en cartera como en ingresos y generación de caja, y todo ello en un entorno de pandemia que no ha sido completamente superado aún”, han señalado Cristina Ruiz e Ignacio Mataix, consejeros delegados de la tecnológica. Los directivos recuerdan, además, que durante el pasado ejercicio revisaron al alza los objetivos anuales en dos ocasiones y “hemos acabado superando finalmente los mismos con holgura”.
Ruiz y Mataix defienden en un comunicado enviado a la CNMV que el momento comercial de Indra continúa siendo muy positivo. En este sentido, destacan que cerraron 2021 con una cartera de pedidos récord que supera los 5.450 millones de euros (un 4,4% más) y aseguran que afrontan el actual ejercicio con una gran demanda en todos sus negocios, debido a la recuperación económica esperada en las principales geografías en las que operan. La cartera de la división de Transporte y Defensa ascendió a 3.859 millones (un 6% más), destacando Defensa y Seguridad con 2.441 millones. Por su parte, la cartera de Minsait, de 1.600 millones, creció un 1%. La ratio de cartera sobre ventas de los últimos 12 meses se situó en 1,61 veces frente a 1,72 veces en 2020.
La contratación neta el pasado año descendió un 4%. En la división de Transporte y Defensa se redujo un 15%, debido a la fuerte contratación que se registró en 2020. En Minsait, sin embargo, creció un 6% impulsada por el crecimiento en todos los verticales, excepto telecos y media, por las renovaciones de ciertos contratos relevantes plurianuales que tuvieron lugar el año anterior. Destacó especialmente el crecimiento de doble dígito registrado en energía e industria, impulsado por Europa y España y por la contribución inorgánica de SmartPaper, compañía que adquirió Indra el 31 de diciembre de 2020, y que comenzó a consolidar en la cuenta de resultados a partir de 2021.
El resultado bruto de explotación (Ebitda) fue de 349 millones frente a los 77 millones de un año antes, y el Ebit alcanzó los 256 millones en positivo frente a los 33 millones en negativo de 2020, lo que supone un 16% más que en 2019. El margen operativo fue de 284 millones frente a los 168 millones de 2020 y 257 millones en 2019 (equivalente a un margen del 8,4% en 2021 frente al 5,5% en 2020 y el 8% en 2019), principalmente por la mejora de la rentabilidad en ambas divisiones, así como por la menor amortización respecto al mismo periodo del año anterior.
Las cuentas de Indra del pasado año incluyen la venta de sus instalaciones de Mar Egeo, en San Fernando de Henares (Madrid), a XData Properties en el tercer trimestre, una operación que le generó unas plusvalías de 17 millones y supuso una entrada en cada de 40 millones. Indra puso en marcha a finales de 2021 un nuevo plan de eficiencia de inmuebles (principalmente concentrado en Minsait) adicional al plan de transformación anunciado en 2020, que le llevó a hacer una provisión de 7 millones en el cuarto trimestre, con un objetivo de ahorro anual esperado de más de 11,5 millones de euros de 2023 en adelante.
El tipo de cambio restó 41 millones a los ingresos de 2021, principalmente por la depreciación de las divisas latinoamericanas. Los ingresos orgánicos, excluyendo la contribución de SmartPaper, que tuvo unas ventas anuales de 36 millones, y el efecto del tipo de cambio, subieron un 11%.
La caja generada en 2021 alcanzó su máximo histórico con 289 millones, “lo que permite reducir la deuda neta, tanto en valor absoluto como en múltiplo de ebitda, a niveles no vistos en más de diez años y volver al pago de dividendo”, indican Ruiz y Mataix. El pasado 26 de octubre, el Consejo de Administración de Indra acordó reanudar el pago de dividendo y someter en la junta de accionistas el reparto de un dividendo en efectivo de 0,15 euros por acción, pagadero en julio de 2022.
La deuda neta de la compañía se redujo hasta los 240 millones frente a los 481 millones de un año antes. La ratio de deuda neta/ebitda de los últimos 12 meses (excluyendo el impacto NIIF 16, la plusvalía por la venta de las instalaciones y la provisión del plan de inmuebles) se situó en 0,8 veces en diciembre de 2021 frente a 2,5 veces en 2020.
Los costes de reestructuración de la plantilla que no forman parte del plan de acción fueron de 17 millones el pasado año frente a 33 millones en 2020. Al cierre de 2021, la plantilla de Indra era de 52.084 empleados, un 6,2% más que el año anterior. El incremento se ha concentrado en América (2.046 empleados) y en España (938).
La compañía, presidida por Marc Murtra, prevé obtener unos ingresos en moneda local superiores a 3.550 millones en 2022, con un ebit reportado mayor de 270 millones y un flujo de caja libre superior a 170 millones.
Los buenos resultados cosechados por Indra no han impedido que caiga hoy en bolsa más de un 9%, después de que se conociera ayer que el Consejo de Ministros autorizara a la SEPI la compra de un 10% adicional del capital de Indra, lo que elevaría su participación hasta el 28%. Los inversores reaccionaron con fuertes ventas mientras algunos analistas, como los de Renta4 mostraban sus recelos a la operación. Esta firma de inversión asegura que, aunque cree que el mayor control del Gobierno podría traducirse en la consecución de nuevos contratos (principalmente en defensa), consideran negativa la noticia desde el punto de vista de la “gobernanza”. En su opinión, esta operación se puede traducir en un mayor control del Consejo de la compañía por parte del Gobierno, algo “negativo”, ya que podría provocar un giro en la estrategia de Indra. “El Gobierno tiene interés en que Indra participe en un consorcio para entrar en el capital de ITP Aero, una entidad que creemos que no aportaría valor a Indra”, añade Renta4.
Algo similar opinan los analistas de Mirabaud, que también destacan “el riesgo de que prevalezca una agenda política sobre las condiciones normales de negocio”. Sin embargo, Bankinter ha mejorado su consejo desde “vender” a “comprar”, pues cree que este movimiento de la SEPI “aumentará la vinculación del grupo a la estrategia del Gobierno en el mercado de defensa”. La entidad añadió que considera que el incremento de la participación de la entidad pública “debe pasar por compras de acciones en mercado (tiene pocos accionistas con paquetes relevantes) y es previsible que la compra de un paquete de acciones tan elevado pueda tener un impacto en mercado significativo