La Fed prepara al mercado para una subida de tipos en EE UU en marzo
Dos años después del estallido de la pandemia
Superados los momentos más duros de la pandemia, la Reserva Federal vuelve a poner la mirada en la estabilidad de los precios. Poner freno a la inflación y apuntalar la recuperación es el principal reto que tiene por delante Jerome Powell en su segundo mandato al frente de la institución. Aunque en las últimas semanas ha confirmado que el banco central está dispuesto a subir los tipos el tiempo que sea necesario, de momento esta medida tendrá que esperar. Después de dos días de reunión, el comité de mercado abierto (FOMC) señaló que con una inflación por encima del 2% y un mercado laboral fuerte, “pronto será apropiado” elevar los tipos. De estas palabras subyace la idea de que en la cita de marzo la Fed subirá las tasas. Dos años después del estallido de la pandemia EE UU se encamina de nuevo al fin de la era de los tipos cero. Hasta que esto se produzca el precio del dinero continuará anclado en la horquilla del 0-0,25%.
Por primera vez en dos años, el comité eliminó del comunicado la frase en la que apuntaba que estaba comprometido a usar todas las herramientas que estuvieran a su alcance para apoyar la economía. Lo que si mantuvo fue la declaración de que persisten riesgos para las perspectivas económicas, más allá de las variantes, razón por la que declinó apuntar a marzo como la fecha exacta. Powell busca así evitar crear falsas expectativas en un momento en el que continúan registrándose problemas en las cadenas de suministro y las tensiones entre Rusia y Ucrania añaden presión a los precios.
Pero el tercer mes del año estará marcado en el calendario por un doble motivo. El comité decidió seguir reduciendo las compras de deuda al ritmo de 30.000 millones mensuales. Su objetivo es concluir el programa en marzo y una vez que hayan empezado a subir los tipos procederán a reducir el balance. El objetivo es evitar una crisis de liquidez en el sistema.
Si algo se ha aprendido del error cometido por Ben Bernanke en 2013 cuando anunció la retirada de los estímulos es que un mensaje precipitado puede provocar un terremoto en los mercados. Esta es precisamente la consecuencia que quiere evitar Powell y más ahora que las tensiones inflacionistas y geopolíticas han empezado a poner en duda la capacidad de la economía de seguir creciendo. El giro emprendido por la Fed se produce unas semanas después de conocerse que la inflación de EE UU repuntó en diciembre al 7%, máximos de junio de 1982. Por su parte, el mercado laboral ha logrado recuperarse de la sacudida que produjo la paralización de las economías y la tasa de paro se sitúa ahora en el 3,9%, muy próximo a los niveles precovid.
Fiel a su compromiso de avisar antes de actuar, la declaración de la Fed no provocó la estampida de los inversores. Tras publicarse el comunicado, el Dow Jones se anotaba un 0,3% y el Nasdaq avanzaba un 1,7%. Sin embargo, al cierre, el Dow Jones se dio la vuelta y acabó cayendo un 0,38% y el Nasdaq terminó plano. Por su parte, los rendimientos en el mercado de deuda prolongaron la tendencia alcista que impera en el inicio de año. Eso sí, los ascensos fueron más moderados. El bono con vencimiento en 2032 se sitúa en el 1,8% mientras la deuda a dos años continúa por encima del 1%.
El aumento de los tipos en marzo sería el primero desde 2018. Muchos analistas pronostican un repunte de 25 puntos básicos al que le seguirán otras tres alzas en la misma proporción en 2022. De cumplirse estas proyecciones al cierre del año, los tipos en EE UU se situarían en el rango del 1-125%, niveles previos a la crisis.
Pero no siempre llueve a gusto de todos. Los más críticos consideran que la Fed ha sido demasiado lenta y ahora está por detrás de la curva de inflación. Esta disidencia se produce también en el seno de la institución con algunos de sus miembros discutiendo públicamente la necesidad de ser más agresivo en el proceso de subida de los tipos. La última vez que la inflación estaba en el 7% el precio del dinero en EE UU estaba en el 13%.