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Batalla 5G-aerolíneas de EE UU: incompetencia y codicia

Biden tuvo un año para resolver el conflicto entre la agencia de comunicaciones y la de aviación

Boeing 777 de American Airlines.
Boeing 777 de American Airlines.reuters

No ha sido el momento más feliz (finest hour) de Estados Unidos, afirmó el jueves el consejero delegado saliente de American Airlines, Doug Parker, al hablar del despliegue de la red 5G en el país. Es una verdad de Perogrullo, ya que el cambio ha provocado confusión, cancelaciones de vuelos y un retraso en el lanzamiento de las redes móviles avanzadas cerca de los aeropuertos. Las aerolíneas, las empresas de telefonía móvil y las agencias gubernamentales competidoras entre sí tuvieron más de un año para resolver el problema, pero no lo hicieron. El coste es un problema, pero también la incompetencia.

La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de EE UU decidió en 2020 que era suficiente ampliar el búfer entre el espectro que utilizarían las dos industrias, y que el sector de la aviación podría actualizar los dispositivos susceptibles mientras tanto. La Administración Federal de Aviación (FAA) de EE UU advierte ahora de que las señales 5G podrían interferir con la aviónica en algunos aeropuertos porque las redes móviles tienen un espectro más cercano al utilizado por la aviación.

Parker no espera que se produzcan trastornos importantes para American Airlines en el futuro, y la mayoría de los vuelos funcionan bien. Aun así, unos 40 países han desplegado redes 5G rápidas y ninguno parece haber tenido problemas de seguridad con las aerolíneas.

La infraestructura estadounidense es ligeramente diferente, y el coste era un punto de fricción. Empresas de telecomunicaciones como Verizon Communications y AT&T, que pagaron unos 80.000 millones de dólares para comprar el ancho de banda 5G, quieren ponerlo en uso. Las aerolíneas están paralizadas por la inconsistencia de los viajes y están gestionando pedregosos balances durante la crisis del Covid.

Pero la disfunción del Gobierno ha sido un factor que ha contribuido mucho. El cometido de la FAA es proteger la seguridad de las aerolíneas. El de la FCC es regular y asignar el espectro entre los usuarios no federales. Ninguno de los dos tiene necesariamente que satisfacer al otro, por lo que corresponde a la Administración de turno, con el asesoramiento de la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información (NTIA), resolver estas disputa. La NTIA no tuvo un responsable formal hasta la semana pasada.

Como decía una carta de diciembre de seis expresidentes de la FCC, la FAA tuvo su oportunidad de demostrar las preocupaciones por las interferencias, y ha tenido mucho tiempo para probar los equipos y exigir mejoras. Además, las disputas sobre el espectro entre la FCC y otras agencias federales no son nuevas, y habrá más a medida que los usuarios de telefonía móvil demanden más ancho de banda.

Eso significa que depende de la Administración del presidente Joe Biden resolverlas antes. Un informe del Gobierno del año pasado formuló recomendaciones sobre cómo se podrían resolver los problemas. Un proceso más formal que obligue a todo el mundo a sentarse a la mesa con antelación podría evitar el próximo embotellamiento fácilmente evitable.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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