Alemania, Austria y España rechazan incluir como ‘verde’ la energía nuclear y el gas
Consideran que la propuesta de Bruselas es un paso atrás El Gobierno austriaco amenaza con llegar a la justicia europea
La propuesta de la Comisión Europea de considerar la energía nuclear y el gas natural como fuentes energéticas sostenibles ha desatado una fuerte polémica en toda Europa y amenaza con dividir a los Estados miembros respecto a la clasificación de aquellas actividades que pueden considerarse inversiones verdes.
El texto de Bruselas, todavía en fase de borrador, incluye las centrales nucleares que ya están en marcha y las que se construyan al menos hasta 2045, al igual que las plantas de generación de electricidad con gas, que gozarán del mismo reconocimiento hasta 2030. El denominado reglamento de la taxonomía verde tiene como objetivo guiar las decisiones de inversión sostenible de las empresas y de los inversores mediante un sistema de etiquetado de actividades y sectores económicos considerados ambientalmente sostenibles a efectos de contribuir a la reducción de CO2, metano y otros gases causantes del cambio climático.
Tanto España, como Alemania y Austria han reiterado ya su oposición frontal a la propuesta de Bruselas por considerar que se trata de un paso atrás en la política medioambiental defendida hasta el momento por la Unión Europea de cara a lograr la descarbonización de la economía en 2050. La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, recalcó ayer que “independientemente de que puedan seguir acometiéndose inversiones”, el Gobierno español considera que el gas natural y la energía nuclear “no son energías verdes ni sostenibles”.
El Ejecutivo austríaco y los socialdemócratas alemanes reaccionaron también de forma contundente a la noticia. Austria ha amenazado incluso con adoptar medidas legales contra la iniciativa de Bruselas y con llevar el conflicto ante la propia justicia europea.
El sistema de etiquetado que propone Bruselas, que abarca a las industrias que generan el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa, constituye un intento pionero de identificar qué se considera una actividad económica realmente sostenible, para luchar, entre otras cosas, con el denominado lavado verde en el sector financiero. La propuesta condiciona la etiqueta verde tanto en la energía nuclear como en el gas natural a que los países que albergan las centrales puedan eliminar los residuos de forma segura y no causen daño ecológico.
La presión de Francia y el precio de la luz
La decisión de Bruselas de conceder la etiqueta verde a las nucleares y el gas ha estado condicionada por dos grandes factores. Por un lado, la presión los países pronucleares, encabezados por Francia, y de gobiernos favorables al gas del este y del sur de Europa. Y por otro, el imparable rally del precio de la electricidad que están sufriendo los estados de la UE.