El rally de la energía exige una respuesta conjunta europea
El desbocado rally de los precios de la electricidad romperá hoy un nuevo récord histórico al superar la barrera de los 300 euros/ MWh de cotización media en el mercado mayorista, alimentado por la subida del gas en los mercados internacionales, el aumento de los precios del carbón y del petróleo, así como del coste de los derechos de emisión de dióxido de carbono. Para poder hacerse una idea de la intensidad de la subida basta con señalar que el precio de la electricidad hoy es un 435% más caro que alcanzado el mismo día de 2018, que fue de un total de 56’59 euros, una referencia ha adoptado el Gobierno en su compromiso de que la factura media de la luz de los consumidores españoles sea inferior en el cómputo general del ejercicio a la registrada en aquel año. Los esfuerzos del Ejecutivo se han concentrado en frenar la escalada del coste de la luz para los consumidores mediante un paquete de medidas fiscales que desde junio pasado han reducido los impuestos de la factura en más de un 60% y los cargos regulados en un 96%. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció ayer que las medidas fiscales se prolongarán hasta abril de 2022 en previsión de que la escalada de los precios se mantenga en los próximos meses.
Pero la imparable subida de los precios de la energía no es un problema local, sino un escollo que puede poner en riesgo el ritmo de recuperación económica en Europa. A la conjunción de factores que hasta el momento explicaban este crecimiento, hay que unir ahora las tensiones geopolíticas que viven Rusia y Estados Unidos por la tensión militar en Ucrania, que han disparado los precios de los futuros del gas en los países europeos ante la amenaza de posibles sanciones contra el Gobierno ruso por parte de EEUU.
La conjunción de todos esos factores heterogéneos, unida a la negativa de la mayor parte de los países europeos a la propuesta de acometer una reforma del mercado mayorista de electricidad que optimice el proceso de formación de los precios, no deja demasiadas opciones al Gobierno a la hora de tratar de meter en cintura los precios de la electricidad. Junto a la sobrecarga que ello supone para los hogares, y que ha motivado el paquete de rebajas fiscales del Gobierno, la escalada está perjudicando de un modo muy serio a las empresas, especialmente a las pymes, inmersas en un proceso de recuperación cada vez más incierto. Precisamente por ello, la respuesta ante la crisis energética no puede ser unilateral, sino que requiere de una estrategia conjunto que combata todas las causas del fenómeno, entre ellas, al alto coste de una descarbonización cuyo exigente calendario Europa tal vez debería plantearse repensar.