Las rentas salariales y el ahorro pierden ya más de 30.000 millones de poder de compra
Las rentas empresariales brutas también experimentan una mordida de unos 12.000 millones de euros, por el impacto de la inflación media del 2,5% de media en el año
El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer los datos definitivos del IPC de noviembre, rebajando una décima el dato avanzado a principios de mes, con lo que, aun así, la inflación interanual se situó en un elevado 5,5%. Aunque los precios solo avanzaron en términos mensuales un 0,3%, el ritmo más bajo desde julio pasado, cuando se intensificó esta escalada inflacionista. El encarecimiento de los precios presionados al alza por los costes energéticos y las dificultades de suministro que están azotando a la mayoría de los países ha provocado que esta espiral inflacionista se coma una buena parte de las rentas salariales de los trabajadores y de sus ahorros en España, así como de los márgenes empresariales.
A falta de un mes para cerrar el año ya se puede calcular que el IPC medio del ejercicio rondará el 2,5% –de hecho esta cifra fue utilizada ayer por el Gobierno para elevar las pensiones no mínimas ni asistenciales, como marca la norma–, pero esta cifra podría aumentar algo en diciembre. En cualquier caso, si se toma el entorno del 2,5% como IPC medio anual, se observa que la inflación se habría comido una parte nada desdeñable de los ahorros y los sueldos de los españoles. Esta pérdida de poder adquisitivo de los ahorros en depósitos y las rentas salariales equivaldría a más de 30.000 millones de euros, según los cálculos realizados a partir de los datos de masa salarial de la contabilidad nacional, junto con las cifras de empleo de la encuesta de población activa (EPA) y la información de los convenios colectivos negociados hasta noviembre.
Concretamente, la masa salarial de los 16,9 millones de asalariados asciende a algo más de 540.000 millones de euros. Si bien solo los sueldos de los 13,4 millones de trabajadores por cuenta ajena del sector privado suponen unos 428.800 millones (48% del PIB). Este colectivo se divide entre los 7,3 millones de asalariados que han pactado un incremento salarial en sus convenios para este año del 1,49% de media, por ello su pérdida de poder de compra se vería en parte compensada y se situaría en el 1% (en este caso la inflación se habría comido poco más de 2.326 millones de euros de estos salarios).
Y, en segundo lugar, los 6,1 millones de asalariados que no están afectados por esta alza salarial de los convenios, cuya capacidad de compra se vería mermada en cerca de 4.900 millones de euros. A estos dos colectivos de asalariados habría que sumar los 3,4 millones de empleados públicos a los que se les subió el sueldo un 2% este año y, por tanto, solo perdería medio punto de poder adquisitivo este año (equivalente a algo más de 556 millones de euros). En total, la mordida a estas rentas salariales rondaría los 7.800 millones de euros.
En cuanto al dinero que tienen los españoles ahorrados en depósitos bancarios, el pasado mes de abril superó el billón de euros, por lo que la cuenta es fácil: a fecha de hoy con ese dinero podrían comprar el equivalente a unos 25.000 millones menos.
Pero también las rentas empresariales brutas, que ascienden a unos 480.363 millones de euros (el 43% del PIB), se vieron dañadas por esta alza de la inflación en una cantidad aproximada a los 12.000 millones de euros.
Así, sumando ahorradores y trabajadores la merma de su poder adquisitivo superaría los 30.000 millones. Y si se añade a los empresarios el mordisco de la inflación en lo que va de año se acercaría a los 45.000 millones de euros.
Los datos de noviembre
La violenta escalada de los precios de la energía eléctrica, que ha disparado la inflación a niveles que no se registraban en España desde los años 80, se moderó en noviembre, al menos en la cesta de la compra media. Los ciudadanos pagaron por el suministro eléctrico un 6,8% menos que el mes anterior, según los datos del INE. Eso sí, respecto a 2020 la subida es estratosférica: un 46,7%, 20 puntos más moderada que en octubre.
Así, la evolución de los precios solamente se ha acelerado una décima en el mes (del 5,4% al 5,5% antes citados) y tres décimas en el mes. Ello se debe a la evolución de los precios de la alimentación, que ha compensado el impacto negativo de la energía: el epígrafe de vivienda, donde se enmarcan la luz y el gas, ha restado cuatro décimas a la inflación. Además de una caída mensual de los precios de la luz, en 2020 estos subieron. En el mercado mayorista, que fija los precios para la tarifa regulada, los precios bajaron de 199,9 euros de media en octubre a 193 en noviembre.
Los alimentos, por el contrario, han añadido tres décimas de presión inflacionista: la carne de ovino y caprino se ha encarecido un 6,9% en el mes (15% en el año), la pasta, un 2,9% y el pescado, un 2,8%. De media, en el año se han encarecido un 3,3%. Los cuellos de botella en los suministros, los precios de la energía, la mayor demanda china de piensos y los mayores costes de producción han provocado este encarecimiento de los alimentos, que los expertos prevén que perdure.
Asimismo, hubo una subida mensual del 2% en gasóleos y gasolinas, que en términos anuales supera el 30%. Mientras que si se descuentan los componentes más volátiles (energía, alimentos, carburantes), la inflación subyacente está en el 1,7%, tres décimas que el mes anterior.