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Elegir las fórmulas menos indoloras para sostener las pensiones

Una combinación de elevar ingresos, retrasar la jubilación efectiva y recortar prestaciones produciría un reparto de los sacrificios

CINCO DÍAS

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económica (OCDE) ha concluido en su último informe sobre la situación de las pensiones en España que el arreglo de las deficiencias financieras del sistema tiene que venir de tres medidas tomadas aisladamente o de una sabia combinación de las tres: incrementar los ingresos, recortar las cuantías de las prestaciones y retrasar la edad de retiro (que en sí misma es una combinación de las dos primeras). Se trata de una receta para cuya formulación no hay que ser facultativo, y de hecho las tres opciones se han manejado en varias ocasiones, pero se echa mano más de una que de otras para sortear el coste político que pueda tener en términos electorales.

No está de más, en todo caso, que una institución como la OCDE recuerde de nuevo en qué situación están las finanzas de la Seguridad Social, y cuál es la hondura real de las últimas reformas acometidas. Advierte en primer lugar de la inconveniencia de eliminar el factor de sostenibilidad aprobado hace unos años para sustituirlo por un mecanismo de equidad intergeneracional que, con un impuesto en absoluto contributivo como es la aportación adicional de 0,6 puntos de cotización desde 2023, pretende cubrir las espaldas en términos financieros para los próximos lustros. Concluye la OCDE que tal herramienta tiene sentido, pero que es muy insuficiente, y más si en paralelo se retoma la revalorización de las cuantías de las prestaciones ya existentes en función del IPC, una fórmula desaconsejada siempre, pero de manera crítica cuando podríamos estar entrando en una etapa inflacionista.

Las reformas de las pensiones siempre tardan mucho tiempo en ofrecer resultados; la de ahora, también, salvo en la factura de gastos por el alza del IPC. Pero no es buena idea esperar una década entera para comprobar que las decisiones de hoy resulten muy insuficientes. Por ello la combinación adecuada de las tres palancas citadas antes (elevar ingresos, retrasar la jubilación efectiva y recortar prestaciones) debe considerarse, puesto que si las tres son soluciones dolorosas, tomadas conjuntamente producirán un reparto de los sacrificios, además de proporcionar más visibilidad a los futuros pensionistas. Ampliar los años para calcular la pensión, recomendación ya universal, proporciona contributividad a la pensión, aunque suponga una minoración para determinados colectivos, y debe aplicarse ya, puesto que precisa de un periodo de maduración prolongado.

Reclamar consenso político para estas cuestiones debería ser innecesario, pero es imperativo, aunque es a la vez un ejercicio tan baldío como pedir peras al olmo. Si la comisión parlamentaria dio unas recomendaciones, si bien es cierto que contradictorias, deben aplicarse.

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