Los derivados son una forma de aliviar el problema del gas
Adquirir opciones de compra para dentro de dos años limitaría el coste, pero también tiene sus riesgos
Los Gobiernos europeos tienen un problema tremendo con el gas. La subida de los precios del combustible fósil ha inflado el coste de la electricidad. La electricidad que se suministrará en noviembre en el Reino Unido supera ya las 300 libras (350 euros) por megavatio hora, un máximo histórico. Hay una solución a corto plazo, pero requiere políticos con gusto por el riesgo de mercado.
Dirigentes como el primer ministro británico, Boris Johnson, tienen pocas posibilidades de bajar rápidamente los precios. El Reino Unido está eliminando gradualmente las centrales de carbón e invirtiendo en energías renovables, pero el almacenamiento adecuado para compensar el hecho de que el viento no siempre sopla está muy lejos.
Las nuevas centrales nucleares, por su parte, no suministrarían energía baja en carbono hasta después de 2030. A menos que los inviernos de esta década sean inusualmente cálidos, el Reino Unido dependerá en gran medida durante los próximos años del caro gas importado.
Johnson y sus colegas no pueden hacer mucho en los dos ejercicios siguientes. Pero si quisieran fijar precios más baratos después de eso, los Estados podrían pedir a un grupo de bancos que elaboraran un contrato de cobertura. Los Gobiernos podrían adquirir opciones de compra, bloqueando el derecho a comprar gas a un precio determinado en 2023.
Esta medida no sería inédita. Egipto contrató a JP Morgan y Citigroup para sus importaciones de petróleo. Lo más importante es que el gas natural para entrega a finales de 2023 cotiza por debajo de los 30 euros por megavatio hora, muy por debajo de los 117 euros a los que se disparó el martes el coste de entrega del próximo mes.
En 2019, el Reino Unido utilizó 876 millones de MWh de gas. Las opciones de compra cotizadas en CME Exchange cuestan unos 7 euros por MWh. Si alguien estuviera dispuesto a tomar la otra parte de la operación, podría costarle a Johnson unos 5.000 millones de libras (6.000 millones de euros) garantizar un gas por debajo de los 30 euros por MWh dentro de dos años, según nuestros cálculos.
Suena bien, pero en la práctica meterse con los derivados es una receta para tener problemas. Una de las razones por las que las opciones de gas para 2023 son más baratas es porque podrían ser necesarios solo unos pocos inviernos cálidos para que la inflación actual disminuya. Si los precios cayeran por debajo de 30 euros por MWh, como ocurrió el año pasado, la cobertura habría sido un desperdicio de dinero público.
Aun así, una reacción populista en el presente en respuesta al aumento de los costes de la electricidad podría torpedear la transición a un futuro bajo en carbono. Durante la pandemia, muchos Estados pagaron los salarios de los empleados privados. Puede que las soluciones extravagantes sigan estando de moda.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías