El ajustado voto alemán diluye las esperanzas de reforma económica
La importancia de los liberales en las negociaciones podría frustrar las opciones de grandes inversiones verdes
En Europa no pasa nada sin el liderazgo alemán, según un viejo adagio. Ello hace que las reñidas elecciones del domingo en la mayor economía de la región sean especialmente desconcertantes. El socialdemócrata Olaf Scholz y su rival de centroderecha, Armin Laschet, cortejarán a los fiscalmente conservadores Demócratas Libres (FDP) para formar Gobierno. Ello podría frustrar las esperanzas de grandes inversiones ecológicas y una mayor flexibilidad de las normas presupuestarias de la Unión Europea.
Scholz (SPD) es el ganador ostensible, con el 25,7% de los votos. Pero las elecciones están lo suficientemente ajustadas como para que el bloque democristiano/CSU de Laschet, con un 24,1%, intente también formar un Gobierno de coalición.
Para obtener una mayoría en el Parlamento, ambos necesitarán probablemente el apoyo de los Verdes y el FDP, que quedaron en tercer y cuarto lugar respectivamente. Ello da a estos dos partidos más pequeños la posibilidad de obtener compromisos políticos y puestos de responsabilidad.
Las conversaciones con el FDP, cuyo líder, Christian Lindner, quiere que la deuda pública alemana vuelva a ser del 60% del PIB, en lugar del 70%, podrían ser especialmente complicadas. Alcanzar el objetivo de Lindner será probablemente incompatible con la ambición de Scholz de invertir más en tecnologías verdes e infraestructuras públicas.
El manifiesto del FDP propone que Alemania sea neutra en carbono para 2050, cinco años más tarde que el –más ambicioso– objetivo compartido por el SPD y los Verdes, y se opone a fijar una fecha límite firme para la matriculación de coches con motor de combustión.
Y la insistencia del jefe del FDP en la reducción de la deuda en un momento en el que muchos de los grandes países de la zona euro tienen déficits presupuestarios y cargas de deuda mucho más elevadas en relación con el PIB pone de manifiesto un enfoque diferente al de Scholz sobre la Unión Europea.
El líder del FDP considera que la emisión de deuda común de la época de la pandemia es una aberración y es partidario de restablecer rápidamente las normas presupuestarias de la UE en lugar de debatir cómo flexibilizarlas.
El porcentaje de votos de Lindner, relativamente pequeño, el 11,5%, debería de limitar su influencia en cualquier programa de Gobierno futuro. Pero el FDP tiene un historial de juego duro, habiendo abandonado las negociaciones de coalición tras las elecciones de 2017.
Tanto el SPD como el bloque CDU/CSU cortejarán a Lindner esta vez. Eso le da ventaja, y diluirá cualquier esperanza persistente de grandes reformas económicas.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías