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Wall Street acabará viendo el lado bueno del crac de Evergrande

El sobrecalentamiento del inmobiliario chino ha distorsionado la inversión de los minoristas

Edificio de Evergrande sin terminar, en Luoyang (China).
Edificio de Evergrande sin terminar, en Luoyang (China).reuters

Los inversores extranjeros han escuchado por fin las señales de alarma en torno a China Evergrande, un enorme promotor con una pila de deuda de 300.000 millones de dólares que equivale aproximadamente a la producción económica anual de Finlandia. El lunes, los índices bursátiles de referencia de Europa y Estados Unidos entraron en liquidación por el temor al contagio financiero, mientras que los swaps de incumplimiento crediticio, los costes de los seguros contra el incumplimiento soberano de China, se dispararon. Ya era hora.

Una quiebra de Evergrande y una corrección del sector inmobiliario local serán dañina, y no solo para los proveedores de materias primas. Si se produce una crisis inmobiliaria total, podría provocar una contracción sin precedentes en la segunda economía del mundo, con implicaciones para todas las empresas que invierten o exportan cosas a China.

Sin embargo, el riesgo de contagio financiero parece limitado. Los bonos en dólares de Evergrande se rebajaron a la categoría de “basura” hace tiempo; las emisiones de alto rendimiento de los promotores chinos las negocian principalmente los especuladores. Los mayores prestamistas de Evergrande son bancos nacionales como China Minsheng Banking y Agricultural Bank of China. Gran parte de su crédito reciente lo ha obtenido mediante el pago a proveedores de papel comercial (pagaré no garantizado) en lugar de efectivo.

Durante la crisis de las hipotecas subprime de Estados Unidos en 2008, la dificultad para establecer quién tenía cuánta basura hizo que los bancos dejaran de prestar. Sin embargo, una crisis de liquidez similar es casi imposible en China, donde el sistema financiero está controlado por el Estado.

Algunas mesas de trading extranjeras se verán afectadas. El gestor de fondos Amundi dijo que todavía tiene 25 millones de dólares de exposición a Evergrande. Los banqueros de inversión que vendieron los bonos del promotor a los clientes pueden tener conversaciones incómodas con los abogados.

También es posible que las instituciones extranjeras hayan asumido el riesgo de impago sin saberlo, dada la afición del fundador Hui Ka Yan y sus compañeros a los canales de financiación exóticos y opacos, como los productos de gestión de patrimonios.

Puede que haya algunos resquicios de esperanza. El rendimiento histórico del sector inmobiliario en comparación con cualquier otra clase de activos chinos ha sobrecalentado la demanda de hipotecas y préstamos en la sombra. Ha deformado el consumo y la inversión chinos, canibalizando el capital de los mercados de valores, los fondos de inversión y los seguros.

Esto ha perjudicado a los gestores de patrimonio extranjeros que intentan atraer a los inversores minoristas de China. Si esto es realmente el principio del fin del boom inmobiliario en la República Popular, los financieros de Wall Street que ven cómo se estrella Evergrande serían más prudentes si sacaran las palomitas, no los pañuelos.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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