¿Por qué se dispara sin freno el precio del gas?
Menor producción, conflictos geoestratégicos, caída de reservas y demanda de Asia hacen que el precio del gas se haya triplicado La cercanía del invierno no ayuda a una moderación
Se ha abierto la caza de brujas ante la estratosférica subida del precio del megavatio. Uno de los principales responsables es el alza del gas natural, que este año ha triplicado su precio hasta los actuales 64,5 euros por megavatio hora. Las medidas anunciadas por el Gobierno esta semana apuntan directamente de hecho a combatir el impacto de su subida sobre el recibo de la luz. Así, esta materia prima ha generado el 24,7% de la electricidad producida en lo que llevamos de 2021 –mediante centrales de ciclo combinado y cogeneración–, aunque en septiembre está suponiendo el 37% de la electricidad, según datos de Red Eléctrica de España (REE).
La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, responsabilizó recientemente de forma irónica del encarecimiento del gas a Rusia. “Podemos intentar convencer a Putin de que bombee más gas en el mercado europeo o podemos intentar convencer a la Comisión Europea de que introduzca una medida intervencionista, pero eso no es realista”, aseguró.
Pero Putin no es el único responsable de la subida del gas natural. La pandemia del Covid-19 también está presente en la explicación de su incremento. Carlos Losada, consejero delegado de Met Energía, lo explica: “Con la caída de la actividad económica, los productores redujeron capacidad con cierres de pozos y de instalaciones. Los clientes finales del gas dejaron de comprar, pero los mayoristas lo tuvimos que malvender o llenar todas nuestras reservas. Se produce un efecto rebote potente con la recuperación de las economías, pero numerosos pozos siguen cerrados y se va gastando el stock de gas”, añade.
La caída de las reservas ha sido una de las claves del encarecimiento del gas, una vez que los inversores constatan que la demanda es mayor que la oferta y los consumidores tiran de lo que habían acumulado.
“No olvidemos también que el frío invierno sufrido este 2021 en no pocas regiones del mundo (España registró la borrasca Filomena), junto a la recuperación de la pandemia han provocado un descenso pronunciado de las reservas que ahora se tratan de completar. Por tanto, esto también tira de la demanda y tiene su reflejo en los precios. El nivel de almacenamiento de Europa se situaría según algunas estimaciones alrededor del 61% de promedio a finales de agosto, un nivel medio inferior a lo habitual”, explican desde la Asociación Española del Gas, Sedigas. Eso sí, de momento, no se han tocado las reservas estratégicas que cubren la demanda de gas en Europa durante 20 o 25 días.
Competencia de Asia
China, sobre todo, está tirando fuerte del consumo de gas y fuerza una competencia con los países europeos. Como indica Carlos Losada, “los países asiáticos tienen menos capacidad de guardar reservas y están comprando toda la carga de los barcos metaneros”. Una rivalidad a la que también alude Goldman Sachs en un reciente informe: “Es probable que Europa deba competir con Asia por el suministro del gas. Esto podría impulsar los precios en un rally similar al visto en enero de este año”.
En Goldman hablan de una prima de invierno en el precio del gas y, por ello, ven un riesgo considerable de que no se produzcan flujos de esta materia prima entre estos continentes si el clima es frío tanto en Europa como en Asia. “El único mecanismo de equilibrio sería un repunte significativo adicional en los precios europeos del gas y la energía”, advierten.
Desde Sedigas también muestran su preocupación por el aumento de la demanda de gas natural en Asia, que “está teniendo un fuerte impacto en los mercados globales puesto que reduce la oferta disponible para Europa”.
El consejero delegado de Met Energía, Carlos Losada, abre aun así una ventana de esperanza para los europeos si entra en funcionamiento el gasoducto NordStream2 –va de Rusia hasta Alemania– el próximo mes de octubre. “El precio empezará a bajar a partir de diciembre de este año gracias a este gasoducto. A Putin le interesa estar tres o cuatro años alimentando con gas a Europa a buenos precios y una vez que exista una fuerte dependencia de este gas, poder hacer lo que quiera. Esto supone mucho control sobre Europa, al que se ha opuesto Estados Unidos”, explica.
En Sedigas no auguran una caída de precios del gas tan inmediata. “Como han apuntado todos los expertos, y con los datos y la coyuntura actual, no parece que antes del segundo trimestre de 2022 veamos una moderación y caída”, señalan. Los analistas de Goldman Sachs también descartan próximas caídas y dan mucha importancia a la climatología del próximo invierno y a esa competencia Europa-Asia para lograr un buen suministro. Incluso piden encarecidamente a los consumidores europeos que “cubran su exposición al gas”. Deben venir curvas pronunciadas.