Ficosterra, el abono de algas que traslada al campo los nutrientes del mar
La biotecnológica burgalesa, una ‘spin-off’ de Hispanagar, produce fertilizantes en base a plantas marinas La compañía, que ha abierto una filial en México, colabora con la ONU en la conservación de océanos y costas
“Conservar y utilizar sensiblemente los océanos, los mares y los recursos marinos” es el objetivo principal de Ficosterra, una pequeña empresa de biotecnología marina que está dedicada al uso de los extractos de algas en la agricultura. Para hacerlo posible fabrica bioestimulantes y biofertilizantes de microorganismos con el objetivo de favorecer el máximo desarrollo de cultivos y plantas.
Pensando en las algas (ficos) y en la tierra (terra), Ficosterra nace en el año 2017 como una spin-off de Hispanagar, una compañía que cuenta a sus espaldas con más de 50 años de experiencia en la extracción de las algas para la industria de la biología molecular y la microbiología.
A partir de ese momento se lleva a cabo una investigación para poner en marcha esta empresa, pero la cosa no se termina ahí. En 2020, a pesar de las trabas que puso la crisis sanitaria, Ficosterra cerró una joint venture en México con la empresa local Algas Marinas para crear Ficosterra América y así atender las mismas necesidades que cubría en España, pero al otro lado del charco, en el mercado norteamericano (México, Estados Unidos y Cánada).
El unirse a una empresa como Hispanagar ha permitido a esta empresa, que tiene como lema “el poder del mar en manos del agricultor”, “avanzar con mayor agilidad para alcanzar la meta inicial, la de convertirse en productor español de referencia mundial en la fabricación de fertilizantes con ingredientes marinos como una alternativa cien por cien ecológica, sostenible y cada vez más demandada por las normativas europeas y también los agricultores más exigentes”, resume Luis Lombana, director general de Ficosterra.
Poner fin a un problema
Desde su llegada ha tratado de poner “solución a una necesidad clara que tiene el mercado, la de ofrecer productos que incrementen la rentabilidad de los cultivos que, a su vez, son sostenibles y ecológicos”, explica. Esa solución pasa por evitar la contaminación de los mares y la reducción del uso de agroquímicos enmarcada en las directrices de sostenibilidad del siglo XXI que devuelve a la tierra lo que se extrae de ella.
Nuestro objetivo es escalar tecnologías que mejoren la agricultura sin interferir en los ecosistemas marinos, en los que tiene un impacto directo
Luis Lombana, director general de Ficosterra
Esta empresa de siete empleados en España y otros cinco en México está comercialmente activa en el país latinoamericano, pero espera poder abrir este año un local en Estados Unidos que cubra California, Arizona y Nuevo México, zonas que cuentan con cultivos orgánicos y mayor valor añadido.
Todo ello es posible gracias a su modelo de negocio transaccional, el de producir en España, en Burgos, y en México, en Ensenada. Lo que hace esta compañía es vender a través del distribuidor o directamente a grandes cuentas. Y no solo estos países son clientes de Ficosterra, también lo son Marruecos, Israel, Polonia y Alemania. De momento, porque de aquí a 2025 planean abordar otros mercados europeos.
Lombana habla de un proyecto a corto plazo, pues a pesar de que la pandemia ha ralentizado sus previsiones de facturación y exportación, los datos actuales son de 300.000 euros en 2020, y del doble para finales de 2021, en Europa. En cualquier caso, el trabajo de Ficosterra requiere de “mucha presencia comercial, mucha información y seminarios, y la pandemia ha minimizado esas posibilidades, pues de forma online no se obtiene la misma efectividad que presencial”, dice el CEO.
Ahora bien, si algo bueno dejó la pandemia a esta empresa burgalesa es el Ocean Innovation Challenge, una iniciativa lanzada por Naciones Unidas para acelerar el progreso en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14: Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos, mediante la identificación de proyectos públicos o privados, replicables y escalables que promuevan la protección e impulsen la llamada economía azul (protección de océanos y costas).
Ecosistemas marinos
Para conseguir cada uno de los objetivos propuestos se precisan herramientas como la innovación, las nuevas tecnologías y los recursos financieros. Ficosterra empezó a tener una mayor visibilidad gracias a su participación en este proyecto, y a ser una de las nueve empresas elegidas entre más de 600 aplicaciones. El objetivo de esta española es el de “escalar tecnologías que mejoren la agricultura, pero que a la vez no interfiera en los ecosistemas marinos, pues la agricultura tiene un problema de impacto en ellos”.
La cifra
60.000 euros es el valor de las exportaciones del grupo en 2020, lo que supone el 20% de su facturación total. Ficosterra facturó 300.000 euros el año pasado. De esa cantidad, el 20% procedió de exportaciones a países como Marruecos, Israel, Polonia o Alemania, sus principales mercados. Este año prevén que las ventas al exterior representen el 35% del total. Por su parte, Ficosterra América facturó 200.000 dólares (170.000 euros).
Durante los próximos meses Ficosterra tratará de demostrar que el uso de los bioestimulantes Ficosagro y Cystium-k, sus productos, son capaces de reducir sensiblemente el uso de fertilizantes de origen mineral, con la consiguiente disminución de la carga de nitrógeno y fósforo que se filtra hacia los mares, aumentando a su vez la productividad de las cosechas entre un 6% y un 15% respecto a los programas convencionales de fertilización.
Los ensayos se iniciarán a partir de septiembre de 2021 en invernadero y laboratorio con el objetivo de optimizar la fertilización del cultivo.
Y si algo distingue a esta pequeña compañía del resto del mismo sector de los bioestimulantes es su “profundo conocimiento del mundo de las algas, el saberlo todo sobre ellas. Desde sus principios activos hasta cómo extraerlas para obtener el mejor producto para la agricultura”, es la descripción que hace Lombana, un empresario orgulloso de su trabajo y que quiere llevar a lo más alto la necesidad de cuidar lo que nos rodea, nuestro propio hogar y aquellos lugares donde más tiempo pasamos, que luego abandonamos y dejamos en un segundo plano.
Aplicaciones en jardines y césped
Productos. Los productos de Ficosterra tienen aplicaciones en jardines y césped deportivo. La compañía, a nivel global, cuenta con casos de éxito en cultivos de alfalfa, arándano, cítricos, fresa temprana, patata, sandía y tomate, que se han desarrollado en distintos puntos de España, como Almería, Huelva, Valencia, Murcia, Burgos y Palencia. Ello gracias a la colaboración de distintos centros de investigación, agricultores y algunos de sus clientes.
Investigación. El éxito está en investigar y en desarrollar tecnologías innovadoras con los principios activos del mar, en aumentar la rentabilidad respetuosamente y de forma sostenible con el medio ambiente y en que sus productos son actos para cultivos ecológicos, pero también para convencionales.