Los desafíos del ministerio del gasto, claves para la recuperación
Transportes, Movilidad y Agenda Urbana debe tener en cuenta las demandas de las empresas y aplicar con acierto los fondos europeos
El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, al que cuesta no referirse como de fomento y que es el departamento inversor por excelencia del Gobierno, ha entrado en la segunda mitad de la legislatura con trascendentales cambios en la cabina de mando (Raquel Sánchez a la cabeza, por José Luis Ábalos) y en su principal área, la secretaría de Estado (Isabel Pardo de Vera por Pedro Saura). Son dos mujeres destinadas a afrontar desafíos capitales, con una importante cartera de trabajo y notables retos legislativos sobre sus escritorios, de cuya habilidad y gestión dependerá buena parte de la recuperación económica del país.
En esa línea de acelerar el desarrollo debe ir la Ley del Sector Ferroviario, que fijará el nuevo modelo de cánones de Adif –la compañía pública de la que proviene Pardo de Vera–, en el nuevo marco de la liberalización y por fin desvinculados de los Presupuestos del Estado y fijados a largo plazo y no con la restrictiva agenda anual. La presión de los nuevos competidores de Renfe, como la francesa Ouigo, para que se abaraten en el área de transporte de viajeros a alta velocidad será fuerte, pero el nuevo marco quedará cojo si no incluye un impulso del transporte de mercancías y el consiguiente avance en la intermodalidad, asignaturas que España nunca ha sabido aprobar.
En el área de transporte de viajeros por carretera está avanzada la revisión del vetusto mapa concesional de las grandes rutas de autobús, en el que se esperan cambios en consonancia con la evolución demográfica y, por lógica, la demanda. De su modernización y optimización, así como de que se desatasquen las concesiones vencidas y por licitar dependerá el acierto o fracaso en este campo. Igualmente, se debe avanzar en el anteproyecto de Ley de Movilidad Sostenible y Financiación del Transporte, que dará cobertura al pago por uso en vías de alta capacidad, lo que previsiblemente calentará de nuevo un debate también por resolver. Pese a la contestación popular, muchos ciudadanos habrán comprobado en sus viajes veraniegos la pertinencia de facilitar nuevas vías de financiación para el mantenimiento de autopistas, autovías y carreteras en general.
El segundo Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA 2) y las tarifas aeroportuarias definitivas de Aena, así como la urgente ampliación de Barcelona-El Prat pese a las rencillas políticas, y la posible llegada de ecotasas en el tráfico doméstico son también retos cardinales. Así como la reforma de la Ley de Contratos del Sector Público y un nuevo modelo concesional son también tareas pendientes. En unos y otros casos solo obtendrá el Gobierno buena nota si no ignora las demandas de las empresas, aplica con acierto las posibilidades que ofrecen los fondos europeos y, lejos de sectarismos ideológicos, pone por delante la muy mejorable colaboración público-privada.