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La variante delta obliga a la AIE a revisar a la baja la demanda del petróleo para 2021

La agencia prevé que el recorte será de unos 500.000 barriles menos por día

Refinería de Total en Amberes (Bélgica).
Refinería de Total en Amberes (Bélgica). Jonathan Raa (Getty Images)
Gabriela López Escalante

El avance de la variante delta del coronavirus ha obligado en las últimas semanas a revisar las previsiones de una recuperación económica que empezaba a desprenderse del peso de la crisis sanitaria. Este jueves, ha sido el turno del sector petrolero, para el que la Agencia Internacional de Energía (AIE) ha rebajado las previsiones de demanda en los meses que quedan del 2021, tras estimar que las nuevas mutaciones del Covid-19 derivarán en la vuelta de las restricciones para reducir la movilidad social y, con ello, un menor consumo del petróleo.

En su informe de mercado mensual, la organización con sede en París ha señalado que el crecimiento sería de unos 500.000 barriles menos por día en la segunda mitad de 2021, en comparación con su última estimación debido al "empeoramiento de la progresión de la pandemia".

En concreto, la AIE considera ahora que la demanda mundial de petróleo aumentará 5,3 millones de barriles por día (bd) hasta un promedio de 96,2 millones de bd en 2021, y otros 3,2 millones de bd en 2022. Antes de que irrumpiera la pandemia del Covid-19, el petróleo registraba una demanda diaria de casi 100 millones de barriles.

"El crecimiento para la segunda mitad de 2021 se ha degradado más drásticamente, ya que las nuevas restricciones de Covid-19 impuestas en varios de los principales países consumidores de petróleo, particularmente en Asia, parecen reducir la movilidad y el uso de petróleo", ha señalado la agencia en el informe, donde se explica que la caída repentina de la demanda del crudo de julio (con 120.000 barriles diarios menos) responde a la rápida propagación de la variante delta que socavó las entregas en China, Indonesia y otros países asiáticos.

En contraste, según la organización, el suministro mundial del petróleo está aumentando rápidamente, con un incremento de 1,7 millones de barriles por día registrado en julio; un repunte en la oferta que se espera que aumente aún más después de que los países de la OPEP+ pactaran el pasado 18 de julio subir su producción en 400.000 barriles mensuales desde agosto hasta que se eliminen los recortes restantes. La AIE advierte de que de esto depende el superávit del sector en 2022.

Por su parte, la OPEP ha negado este jueves que el impacto de la variante delta tenga un efecto drástico en la reducción de la demanda de petróleo prevista para 2021 y 2022.

En el informe publicado por los analistas del grupo petrolero de 13 estados, que controlan el 40 % de la producción mundial de crudo, el consumo previsto para el resto del año queda igual al calculado hace un mes, con un incremento anual de alrededor de seis millones de barriles diarios (mbd), hasta los 96,6 mbd. Para 2022, según la OPEP, crecerá en otros 3,3 mbd hasta un total de 99,9 mbd.

Un hombre reposta en una gasolinera de Madrid.
Un hombre reposta en una gasolinera de Madrid.Mariscal (EFE)

La gasolina vive su agosto más caro desde 2013

Según los datos publicados este jueves por el Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE), la gasolina se vende a una media de 1,42 euros el litro (con un aumento del 0,2% en la última semana), el precio más alto registrado en agosto desde 2013.

El nuevo máximo de los carburantes hace que el llenado del depósito del coche sea un 22,5% más caro que hace un año.

Antes de la pasada Semana Santa, tanto la gasolina como el gasóleo ya recuperaron los niveles preCovid. En lo que va de año, el precio medio del litro de gasolina acumula ya un encarecimiento de más del 18%, mientras que el del gasóleo remonta más de un 17%.

En respuesta a este incremento, la Casa Blanca había pedido ya desde este miércoles a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados que incrementen la producción de crudo y, con ello, combatir el aumento de los precios de la gasolina, que el Ejecutivo de Joe Biden ve como una amenaza para la recuperación económina mundial.

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