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Tribuna
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2020, tan solo un alto en el camino para el dulce

Las exportaciones cayeron un 4,3%, pero el saldo comercial creció un 9% respecto al año anterior

CINCO DÍAS

El año 2020 ha sacudido con fuerza nuestro modelo económico y social, y definido nuevas tendencias y realidades a las que debemos enfrentarnos juntos. Por supuesto, el comercio internacional también se ha visto condicionado por estas circunstancias, convirtiéndose en un entorno aún más volátil y complejo.

Desde el sector del dulce y las categorías de producto que representamos, nos tomamos la caída de nuestras ventas exteriores (-4,3%) tan solo como un alto en el camino, y confiamos recuperar el terreno perdido durante los próximos meses. Este retroceso adquiere una significancia muy relativa si echamos un vistazo al contexto macro en que se ha producido, con un impacto para el continente europeo (-8,3% del PIB en la Eurozona) que duplica la caída experimentada en la última crisis reciente (2008), así como los retrocesos experimentados por la economía global (-4,4%) y muy lejos también de las caídas observadas en el resto de las economías desarrolladas (-5,8%).

Centrando el foco en nuestro país, España ha sido la más afectada de entre las principales potencias europeas, con una caída de su PIB del 12,8%, un 54% superior a la media de la Eurozona, un impacto que no sufría nuestro país desde la Guerra Civil y que ponía, a su vez, fin a un ciclo de seis años de crecimiento sostenido. Este impacto ha afectado negativamente al país a todos los niveles. En el aspecto social, las tasas de desempleo se han disparado, así como los hogares en riesgo de pobreza. También las cuentas del Estado han vivido una nueva sacudida, con un aumento extraordinario del gasto público en este año, pero sobre todo con un crecimiento de la deuda pública que se debe abordar cuanto antes si no se quiere hipotecar el futuro de varias generaciones.

En este marco, la contribución al PIB del sector turístico y hostelero ha caído 7 puntos en tan solo un año, lo que ha llevado a que el saldo de nuestra balanza por cuenta corriente se haya desplomado más de un 70%. Así, la industria alimentaria ha sido la única actividad de la economía española que en 2020 ha aumentado sus exportaciones (4,4%), mientras que el sector del dulce ha perdido un 4,3% de su facturación respecto al año anterior y cerrado el año con un volumen de ventas exteriores de 1.335 millones.

Arrojando un halo de luz, también hemos podido comprobar un posicionamiento exterior fuerte de nuestros productos, que acumulan en sus diez primeros destinos (Francia, Portugal, EE UU, Reino Unido, Alemania, Italia, Marruecos, Países Bajos, Bélgica y Polonia) más del 73% de la facturación exterior total del sector. Y dentro de estos destinos, las ventas en EE UU y Marruecos han marcado récords históricos, afianzando así la diversificación de nuestras exportaciones fuera del continente europeo.

Las compras al exterior, nuestras importaciones, han sufrido una caída del 9,5%. Esto ha propiciado otro hito para el sector, que ha alcanzado el mayor saldo comercial positivo de su historia, creciendo un 9% con respecto a 2019, pasando de 391,5 millones a 426,8 millones en 2020. Asimismo, es importante remarcar que el número de compañías españolas exportadoras del sector del dulce han aumentado un 5,1%, más del doble que el global de empresas de la industria alimentaria, que creció un 2,2%.

Con estos datos, no debemos perder de vista la importancia de la internacionalización del dulce como uno de sus principales pilares de competitividad y fortaleza. Un posicionamiento, sin duda, cada día más fuerte: algunos de nuestros productos, como galletas, gominolas o turrones, lideran las categorías a nivel mundial y son un referente de calidad, innovación y carácter propio.

Sin duda, 2020 –y todavía este 2021–, está marcando un antes y un después en la historia. Del entendimiento y colaboración entre todos (consumidor/ciudadano, empresas y Administración) dependerá que aprovechemos estas circunstancias para abordar las transformaciones que permitan consolidar un modelo económico y social más robusto y equilibrado, emulando tal vez los años veinte del siglo anterior.

Rubén Moreno es secretario general de la Asociación Española del Dulce (Produlce)

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