La estimación de costes empaña el sobresaliente general de la UE a los planes de recuperación
España y los otros 17 socios analizados flojean en la pata presupuestaria Los países pueden tener como mucho cuatro aprobados y ningún suspenso
Lluvia de sobresalientes en los 18 planes nacionales que la Comisión Europea ha aprobado hasta la fecha como requisito inicial para que los Estados miembros comiencen a recibir los fondos europeos asociados al Next Generation EU que tienen asignados. La fotografía que dejan las evaluaciones llevadas a cabo por Bruselas muestra un holgado aprobado general, pero también constata que el Ejecutivo comunitario no ha quedado del todo satisfecho con las justificaciones de costes que han llevado a cabo las capitales: los 18 planes validados obtienen en este apartado un aprobado raspado.
La Comisión ha analizado cada plan atendiendo a 11 criterios clave que han sido evaluados con tres posibles notas: un sobresaliente (A), un aprobado (B) o un suspenso (C). El requisito para que los planes saliesen adelante y pudiesen ser analizados posteriormente por el Consejo –que reúne a los 27 socios– era el de recibir como mucho cuatro suficientes y ningún suspenso.
En concreto, el Ejecutivo europeo ha analizado si la respuesta conjunta de cada documento es equilibrada e integral; si se cumplen las recomendaciones específicas por país; cuál es el impacto en el empleo y la economía; si el plan presenta algún daño significativo para el medio ambiente; si se cumple con la transición verde; si se hace lo propio con la digital; si el impacto del plan es duradero; si la implementación es razonable; si se justifican los costes; si se vela por que el fraude y la corrupción no empañen la recuperación y, por último, el nivel de coherencia. Es en el apartado de la justificación de costes donde todos los países obtienen un suficiente. Otros, como Bélgica o República Checa, flojean además en algún otro punto.
Fuentes de la Comisión explican que, en general, todos los Estados miembros que han recibido hasta la fecha el visto bueno “cumplen con los requisitos recogidos en el reglamento” del fondo europeo “relativos a la justificación de costes”. Sin embargo, de forma genérica, “existen algunas lagunas, faltas de detalle y pequeñas deficiencias que han impedido alcanzar la puntuación más alta”.
Estas fuentes, por el contrario, celebran que todos los socios analizados hayan cumplido con las recomendaciones específicas por país, se hayan tomado en serio las transiciones verde y digital y hayan diseñado unos planes que en la teoría son aptos para acelerar la recuperación económica tras el golpe de la pandemia.
España, en concreto, ha recibido un sobresaliente general que queda mínimamente empañado por el apartado de la justificación de costes. En la evaluación del documento que ha llevado a cabo Bruselas, efectivamente, se pone el foco en la falta de información y detalle que rodea a este punto.
“España ha proporcionado estimaciones de costes individuales para todas las inversiones, así como para las reformas, cuyos costes asociados se han especificado en el plan”. Sin embargo, prosigue Bruselas, “persisten algunas lagunas en cuanto a la información y a las pruebas suministradas sobre la razonabilidad y plausibilidad de los costes estimados, que impiden poner la nota más alta”.
Por lo demás, detalla la Comisión, las justificaciones proporcionadas por España sobre el importe de los costes totales estimados son en la mayoría de los casos “razonables y plausibles” de acuerdo con el principio de rentabilidad y con el esperado impacto económico y social que se espera conseguir con el plan.
A grandes rasgos, las razones que esgrime Bruselas con España pueden valer para el resto de capitales. En el caso de Alemania, por ejemplo, la Comisión explica que su estimación de costes “es en cierta medida razonable y plausible y está en consonancia con los principios de coste y eficiencia y con el impacto económico y social esperado”. Sin embargo, “unas estimaciones más detalladas podrían haber aumentado el nivel de seguridad de que se cumplen estos principios”.
Francia, por su parte, “no ha proporcionado una validación independiente de las estimaciones propuestas”. Hay algunas deficiencias en la descripción y justificación y faltan algunos cálculos. “Con una información más completa, los cálculos se habrían beneficiado de una solidez adicional”. En el caso italiano, aunque las justificaciones son plausibles y sólidas, algunas estimaciones de costes “no tienen el grado de detalle requerido, en particular, el caso de las inversiones en infraestructura ferroviaria”.