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La laxa política de Amazon con los residuos debe ir a la basura

Destruye millones de artículos solo en Gran Bretaña, por el coste de oportunidad de almacenarlos

Centro de Amazon en Peterborough (Reino Unido).
Centro de Amazon en Peterborough (Reino Unido).reuters

Jeff Bezos considera que para tener éxito hay que “crear más de lo que se consume”. Por desgracia para el medio ambiente, el consejero delegado de Amazon parece estar tomando su propio consejo demasiado literalmente. La cadena británica ITV ha descubierto que el grupo de comercio electrónico está destruyendo millones de artículos no vendidos, contando solo Gran Bretaña.

Un antiguo empleado dice que el objetivo semanal del almacén de Amazon en Dunfermline era destruir unos 130.000 artículos a la semana. Las imágenes de ITV mostraban televisores inteligentes, ordenadores portátiles, drones, secadores de pelo y discos de ordenador colocados en cajas marcadas para “destruir”. Greenpeace sorprendió recientemente a la empresa de Bezos haciendo lo mismo en Alemania. Amazon no respondió a las peticiones de comentarios, pero el coste de oportunidad de ocupar el escaso espacio de las estanterías es probablemente el culpable.

Sin embargo, deshacerse del exceso de material es la antítesis del concepto de “economía circular”. Este concepto reconoce la importancia de un sistema económico sostenible y pretende minimizar los residuos rediseñando los productos y las operaciones para fomentar la reutilización y el reciclaje. La postura de Amazon también resulta bastante peculiar, dado su compromiso de eliminar las emisiones netas de carbono para 2040, una década antes que muchas grandes empresas.

La laxitud en materia de residuos se debe probablemente a dos zonas grises. El modelo de negocio de la plataforma de Amazon hace que las obligaciones sean menos intuitivas si los 2 millones de pequeñas y medianas empresas que venden sus productos a través de su portal tienen exceso de existencias. Mientras, no existe un objetivo análogo a las emisiones netas cero para la economía circular y la biodiversidad.

Esto podría cambiar. Si las llamadas emisiones de alcance 3 de la cadena de suministro de las empresas pueden ser problema suyo, también lo pueden ser los residuos. Empresas como Unilever y Danone ya tienen objetivos de reducción de plásticos de un solo uso. Francia ya prohíbe a las empresas destruir los productos no vendidos o devueltos, y otros países podrían seguir su ejemplo. El primer ministro británico, Boris John­son, dijo el miércoles que el comportamiento de Amazon era “extraño e inaceptable”.

La falta de un objetivo similar al de las emisiones netas cero también es superable. Un buen comienzo sería dar información numérica transparente sobre los residuos de los productos que Amazon almacena para terceros. Ello permitiría comprometerse a reducir el problema.

Amazon podría esperar a que la controversia actual se apacigüe. Aun así, la Fundación Ellen MacArthur afirma que los activos gestionados en fondos de capital público centrados en la economía circular se multiplicaron por más de 20, hasta alcanzar los 7.000 millones de dólares, entre diciembre de 2019 y marzo de 2021. No parece un problema que vaya a desaparecer.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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