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Noticia patrocinada

Estrategias para calmar el tabaquismo con la menor cantidad de daños posible

Una baja exposición a los tóxicos del humo de los cigarrillos es una alternativa para los que desean dejar de fumar

El consumo de tabaco tradicional está asociado a dolencias graves como el cáncer, enfermedades pulmonares y patologías cardiovasculares y, por tanto, a muertes prematuras. Se calcula que en la Unión Europea es el mayor riesgo evitable para la salud. La combustión del tabaco origina más de 4.000 sustancias químicas, de las cuales al menos 250 son nocivas y, de ellas, más del 50% causan cáncer, principalmente de pulmón, según el estudio Muertes atribuibles al consumo de tabaco en España 2000-2014 publicado por el Ministerio de Sanidad. Hasta un 33% de los tumores en el mundo y hasta un 22% de la mortalidad asociada a ellos están provocados por estas sustancias derivadas de la combustión del tabaco, de acuerdo con el estudio World Cancer Report 2014 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Debido a los daños causados por el tabaquismo, su control se ha convertido en una de las mayores prioridades de las autoridades nacionales. Hay que tener en cuenta, además, que los costes sanitarios originados por las enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco podrían suponer entre el 6% y el 15% del gasto en salud, de acuerdo con datos extraídos de un informe de la doctora Pilar Suárez-Bonel sobre el valor sanitario y el absentismo laboral de los fumadores en un entorno urbano.

Las muertes producidas por el tabaquismo en España alcanzan una media de 52.000 al año, según el Ministerio de Sanidad, aunque otras fuentes elevan esta media a 56.000. El tabaco tradicional es una de las principales causas de años de vida perdidos por la discapacidad (AVAD), unos 1,15 millones, sobre todo por tumores malignos, patologías cardiovasculares y enfermedades respiratorias crónicas asociadas, afirma el estudio La carga de enfermedad en España: resultados del Estudio de la Carga Global de las Enfermedades 2016.

El WHO Global Health Observatory resalta que tres países son los que más han logrado reducir la prevalencia en el consumo de productos relacionados con el tabaco en el periodo de 2005 a 2018: Suecia, Austria y Reino Unido. Este mismo organismo asegura que España ocupa una posición moderada en cuanto a la reducción de la prevalencia (19%) y tiene un comportamiento muy similar a la media de la Unión Europea, si bien se encuentra lejos de la reducción conseguida en Reino Unido (39%) o Suecia (35%). En ambos países la caída de la prevalencia ha venido acompañada de una migración de fumadores a productos de nicotina sin combustión.

Estrategias para dejar de fumar

Desde que en 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de un Convenio Marco firmado por 168 países, formalizó un compromiso para reducir el consumo de tabaco en el mundo, las autoridades han adoptado variedad de medidas. Regulación de los productos de tabaco, restricción de su publicidad, implementación de ambientes libres de humo y puesta en marcha de campañas antitabaco son algunas de ellas. La OMS pone de manifiesto que España se sitúa a la cabeza en la implementación de medidas de lucha contra el tabaquismo.

Sin embargo, dada la evolución de la disminución real de la prevalencia del uso de tabaco, no es previsible que se alcance el objetivo marcado por la OMS de reducir un 30% el consumo en todo el mundo.

Por ello, además de continuar con las medidas tradicionales de apoyo para dejar de fumar, sería interesante fomentar estrategias secundarias complementarias para reducir el daño causado por el tabaquismo en aquellas personas que no están preparadas para dejar de fumar.

Disminución de daños en los fumadores

La Terapia de Sustitución de Nicotina (TSN) en forma de parches transdérmicos, pastillas, goma de mascar, tabletas sublinguales, inhaladores orales y vaporizadores nasales sin receta o productos con receta médica, tales como los medicamentos brupopión o vareniclina, se consideran medidas eficaces para aumentar las tasas de abandono del tabaco.

Además, en los últimos años se ha introducido una amplia gama de productos de riesgo reducido (PRR), como los cigarrillos electrónicos o dispositivos susceptibles de liberar nicotina, los productos de tabaco calentado (PTC) y los tipos de bolsas orales de nicotina sin tabaco.

No hay que olvidar que estos productos no están exentos de riesgo y que siempre deben dirigirse a personas fumadoras, nunca a aquellos que no tienen el hábito del tabaco. Aunque todavía no se conoce el impacto a largo plazo en la salud y la mortalidad de los PRRP, la Oficina Regional de la OMS en Europa ha reconocido en su informe Electronic Nicotine and Non-Nicotine Delivery Systems, de mayo de 2020, que los fumadores que cambian a sistemas de vapeo pueden conseguir una reducción de los daños para su salud, debido a que baja la exposición del usuario a muchos tóxicos y sustancias nocivas presentes en el humo de los cigarrillos tradicionales.

El efecto potencialmente menos dañino de estos productos se debe a que no hay combustión, por lo que se liberan menos emisiones de alquitrán y otras sustancias tóxicas habituales en el tabaco convencional, de acuerdo con las conclusiones del Public Health England y de la Administración de Medicamentos y Alimentos del Gobierno de los Estados Unidos.

El doctor Fernando Fernández Bueno, portavoz de la Plataforma para la Reducción del Daño por tabaquismo, iniciativa formada en España por médicos, catedráticos, sanitarios y científicos independientes comprometidos con la salud pública que no recibe financiación de la industria tabaquera ni del cigarrillo electrónico, asegura que "urge dar un giro a las políticas de tabaquismo introduciendo fórmulas innovadoras como la reducción de daños para alcanzar una España libre de humo en 2030". "Rechazar estas fórmulas es renunciar a los avances que ya están aplicando países como Reino Unido y Francia donde la consideración de productos menos dañinos que el cigarrillo ayuda a reducir el daño causado por el tóxico hábito de fumar".

El caso de Reino Unido

Reino Unido es considerado como un país de referencia por el WHO Global Health Observatory, dada la forma drástica en la que ha conseguido disminuir el número de fumadores utilizando, entre otras medidas, la promoción de PRRP.

En el séptimo estudio anual de Public Health England publicado el pasado mes de febrero, se señala que los productos de vapeo "siguen siendo la ayuda más utilizada entre los fumadores para dejar de fumar". En 2017, más de 50.000 fumadores dejaron el hábito del tabaco por medio de un vapeador. En 2020, un 27,2% de los fumadores había usado un vapeador como método para dejar de fumar en los 12 meses anteriores; un 15% utilizó una terapia de sustitución de nicotina; un 4,4%, vareniclina; y un 2,2%, algún medicamento con receta.

Asimismo, el estudio revela que el número de vapeadores exfumadores es cada vez mayor, mientras decrece el de los que aún fuman, lo que indica que el "uso dual" está disminuyendo.

Public Health England afirma en su informe de 2021 que "los productos de vapeo podrían jugar un papel crucial en reducir el enorme gasto sanitario causado por el consumo de cigarrillos".

Francia es otro ejemplo destacado en el Libro Blanco de la reducción de daños por tabaquismo. Objetivo 2030: España libre de humo, elaborado por la plataforma española. El Ministerio de Sanidad ha lanzado una campaña de información web por El Mes sin Tabaco con el lema Elijo el cigarrillo electrónico. Bienvenido a una vida sin tabaco con toda la información útil sobre cómo dejar de fumar con dicho producto. 

Disclaimer: Las autoridades sanitarias advierten de que el tabaco perjudica seriamente la salud.

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