El boom de los metales coloca a Pekín en un laberinto
Choca con el impulso de China para reducir el exceso de capacidad y recortar las emisiones
El auge de las materias primas ha puesto a Pekín en un aprieto. Está tratando de limitar a la fuerza una feroz subida de ingredientes industriales clave, lo cual está perjudicando a los fabricantes de derivados. Pero el impulso de China para reducir el exceso de capacidad y recortar las emisiones ha hecho que las empresas reduzcan su producción, mientras el inmobiliario y la exportación siguen impulsando la demanda.
Para los traders, este año ha sido una montaña rusa. El contrato de hierro para entrega en septiembre más negociado en la Bolsa de Productos Básicos de Dalian subió más de un 50% hasta alcanzar un máximo histórico el 12 de mayo. El primer ministro, Li Keqiang, advirtió contra las subidas “irrazonables” y los precios cayeron un 20%. El domingo, se convocó a los principales productores de metales a una charla. Luego se produjo una caída del mercado en general.
Será difícil mantener la calma. Además del repunte mundial de productos como el petróleo, la demanda interna, impulsada por la construcción inmobiliaria y la exportación, está impulsando el consumo de hierro, acero, carbón y cobre. Ello ha atraído naturalmente a los especuladores y ha generado volatilidad. La cuestión inmobiliaria es especialmente delicada. La inversión en vivienda subió un 22% en enero-abril con respecto al año anterior; las ventas se dispararon un 48%. En parte, porque el banco central, preocupado por la debilidad macro, se ha visto obligado a mantener unas condiciones de liquidez flexibles. Ello, a su vez, ha saboteado su campaña para aplanar los valores inmobiliarios. El lado de la oferta es otro problema. El Gobierno quiere la neutralidad de carbono en 2060, y está tratando de reducir el exceso de capacidad. Pero ello ha reducido la producción de regiones mineras.
Las fuerzas del mercado, tanto dentro como fuera de China, se conjuran contra las autoridades. Si domar el inmobiliario fuera fácil, Pekín ya lo habría hecho. Difícilmente pueden rechazar los pedidos de exportación. Pero aumentar la producción para desinflar la presión pondrá en peligro los objetivos climáticos. Algo tendrá que ceder.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías