El plan Biden en Wall Street: inversión pública y más impuestos sin destronar a la tecnología
Los estímulos se centran en las infraestructuras, lo que da atractivo a empresas industriales y de servicios que están sin embargo más endeudadas y pueden sufrir más con el alza de tipos.
Wall Street disfruta de una inercia alcista desde los mínimos de marzo del pasado año a la que ha contribuido la poderosa respuesta del Gobierno estadounidense y de la Fed frente a la crisis pero también, y muy especialmente, la abundancia de compañías tecnológicas y de salud. Estos dos sectores se confirmaron en 2020 como los dos grandes ganadores de la pandemia, más allá de estímulos fiscales o monetarios, junto al sector de las renovables, que con los planes de Biden sí va a tomar un esperado impulso en EE UU después del negacionismo sobre el cambio climático defendido por Donald Trump.
El dominio de las tecnológicas no es cuestión baladí en la Bolsa estadounidense. Los gigantes Apple, Microsoft, Amazon Alphabet y Facebook representan más del 20% del S&P y llegaron a alcanzar un peso histórico del 25% el pasado otoño. Los gestores que invierten en Wall Street difícilmente pasan por alto estos valores, con una indiscutible posición de dominio en el negocio de internet y de la nube, una de las claras tendencias de crecimiento a futuro.
Los planes de estímulo a 10 años anunciados por Biden dedican a las infraestructuras y a la transición energética sus principales partidas, pero serán sufragados en gran medida con otro ambicioso plan de subidas de impuestos que sí tiene en el punto de mira a las grandes tecnológicas.
Tecnología
Biden propone una subida del impuesto de sociedades del 21% al 28% y un alza de la tasa sobre lo que denomina ingresos globales intangibles al 21% que, según apunta Goldman Sachs, puede incidir especialmente en las compañías de crecimiento como las tecnológicas. El banco calcula que, de salir adelante la propuesta fiscal en su totalidad, podría reducir el beneficio por acción del S&P en un 6%, aunque prevé que la subida del impuesto de sociedades quede limitada al 25%, con lo que el recorte sobre el BPA de 2022 quedaría en el 3%.
La apuesta por la energía verde favorecerá al sector en EE UU y también en Europa
En Goldman Sachs destacan la capacidad de generar beneficios de las grandes tecnológicas de EE UU, a pesar de riesgos como una posible regulación antimonopolio y unos tipos que pueden empezar a subir. “El sector sufriría un impacto a corto plazo con un alza de tipos pero pasaría rápido. Hay mucho potencial de crecimiento”, añade Celso Otero, gestor de renta variable global de Renta 4. Aun así, también hay firmas que reducen exposición en los gigantes tecnológicos tras las fuertes subidas. Citi acaba de relevar a Alphabet por Viacom en su lista de valores predilectos de EE UU.
Infraestructuras
Es el principal destino del plan de 2,3 billones de inversión pública anunciado por Biden. Una inyección destinada a reconstruir puentes, ferrocarriles, servicios públicos y también al coche eléctrico. El plan beneficiará especialmente a los sectores ligados a la construcción de obra civil, según apunta Joaquín Ferrer, gestor de Mutuactivos. La gestora tiene así posiciones relevantes en grandes empresas industriales como Caterpillar (fabricante de maquinaria pesada para obra civil), 3M (conglomerado industrial que fabrica todo tipo de suministros industriales) o Honeywell (que fabrica, entre otras muchas cosas, tecnologías y sistemas de control para edificios).
Inflación
Otero apunta que el efecto positivo de la inversión pública en las infraestructuras “ya está muy recogido en precio”. Y advierte de un problema al que van a enfrentarse todas las compañías estadounidenses y, en especial, aquellas más endeudadas, como suele ser más común entre las empresas de infraestructuras y servicios. “El alza de la inflación puede afectar a la valoración de todas las compañías, porque el coste del capital subiría con un alza de tipos. Y las compañías de infraestructuras están más endeudadas por su propia estructura de negocio”, explica.
Otero asegura que no ha modificado su cartera de valores de EE UU a raíz del anuncio de los nuevos planes de estímulo. Su apuesta es la misma. “Compañías con más crecimiento y mayor calidad del negocio a medio plazo”, añade. Y entre ellas cita a Amazon, Alphabet, Intuitive Surgical, dedicada a la robótica quirúrgica, Coca-Cola y la tabaquera Altria, estas dos últimas con márgenes elevados y valoración atractiva.
Renovables
La apuesta de Biden por la transición energética reforzará el atractivo de compañías del sector en EE UU y también de fuera. En Mutuactivos tienen en cartera a EDP Renovables (que opera varios activos estadounidenses de energía renovable), Apollo (que financiará muchos de estos proyectos) o Air Products (que tiene exposición al desarrollo del hidrógeno como energía alternativa).
Los obstáculos políticos para la aprobación
Los cuatro billones de dólares de estímulos anunciados por Biden –2,3 billones para infraestructuras y 1,8 para familias– han de obtener aún el visto bueno parlamentario y el empate en el Senado entre demócratas y republicanos augura una reñida negociación. Más aún cuando ese gasto lleva aparejado la subida de impuestos. Biden ya hizo valer el voto de calidad demócrata en el Senado, presidido por Kamala Harris, para sacar adelante el plan por 1,9 billones de dólares en marzo. Bastó la mayoría simple para incorporarlo a lo que se conoce como mecanismo de reconciliación fiscal, que en teoría solo puede emplearse una vez al año, según explica Rui da Mota, experto de AFI. Sería necesario esperar a octubre, cuando comienza el siguiente ejercicio fiscal en EE UU, para incorporar esos dos nuevos planes de estímulo a los presupuestos de 2022 y lograr así su aprobación por mayoría simple.
“La realidad es que los republicanos se van a oponer a subir impuestos y no todos los demócratas están de acuerdo. Además, en 2022 se celebran en EE UU elecciones intermedias, de reelección del Congreso, y pesará el factor electoral”, añade Nathaniel Karp, economista de BBVA Research.