La reforma de Sociedades puede acabar beneficiando a Irlanda
Se verá forzada a revitalizar sus maltrechas infraestructuras, incluida la construcción de viviendas
Irlanda podría beneficiarse en última instancia de una revisión de las normas mundiales sobre el impuesto de sociedades que, según Dublín, costará miles de millones de euros a sus arcas. Cuanto más probable parezca dicha revisión, mayor será el incentivo para que la Isla Esmeralda revitalice sus maltrechas infraestructuras para seguir siendo competitiva. Ello ayudaría a arreglar los problemas económicos que hasta ahora han quedado enmascarados por un saludable botín fiscal.
La secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, ha propuesto un impuesto de sociedades mínimo del 21% y ha recibido el respaldo de Alemania y Francia para la idea. Dublín calcula que esta medida podría reducir su recaudación fiscal en 2.000 millones de euros al año.
Aunque no se puede obligar a los que no colaboren (holdouts) a adoptar este mínimo, las empresas que paguen tipos impositivos más bajos en un determinado país verían cómo su Gobierno de origen les exige la diferencia. Ello eliminaría el incentivo para que empresas como Apple y Google, propiedad de Alphabet, busquen la jurisdicción fiscal más baja.
Dublín ha tenido una buena racha. Sus ingresos anuales por el impuesto de sociedades eran inferiores a 2.000 millones de euros antes de 1996, cuando redujo su tipo al 12,5% desde el 40%. En 2020, eran casi 12.000 millones. Y las multinacionales emplean a una de cada ocho personas en puestos de trabajo en Irlanda. La resistencia de estas firmas durante la pandemia hizo que el producto interior bruto irlandés creciera un 3,4% en 2020.
Ahora que Irlanda corre el riesgo de no poder competir en materia de impuestos, está buscando otras formas de mantener su ventaja y atraer a las empresas extranjeras. El primer ministro, Micheal Martin, planea gastar el 4% del PIB del país en infraestructuras, invirtiendo 11.600 millones de euros en vivienda. También quiere comprar 600 vagones eléctricos para su red ferroviaria modernizada. Con este plan, que se completará en 2027, Irlanda superará a sus pares europeos, que históricamente han gastado alrededor del 3% del PIB en infraestructuras.
Esta inversión es necesaria desde hace tiempo. La red de transporte público se tambalea y la escasez crónica de viviendas ha obligado a empresas como PayPal a pedir a sus empleados que ofrezcan habitaciones libres a sus compañeros nuevos. Aunque el gasto adicional no acabe atrayendo nuevas empresas, sentará bases más sólidas para la economía.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías