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Meliá pierde 131 millones hasta marzo y baraja vender activos por 200 millones

La primera hotelera española incrementó la deuda a razón de 1,6 millones diarios hasta marzo

Gabriel Escarrer, consejero delegado de Meliá.
Gabriel Escarrer, consejero delegado de Meliá.

Meliá sigue hundiéndose en el agujero generado por la crisis sanitaria del coronavirus. Tras acumular 426 millones de pérdidas en 2020, la cuenta de resultados del primer trimestre de 2021 no ha mejorado ni tampoco ofrece ningún atisbo de mejora para la próxima temporada de verano. Entre enero y marzo, la primera hotelera española perdió 130,9 millones de euros y sus ingresos operativos se redujeron un 74%, pasando de 293 a 76,3 millones de euros.

Un deterioro que ha incrementado exponencialmente la deuda hasta los 2.747 millones de euros, lo que representa un alza de 143,6 millones en tres meses, a un ritmo de incremento de 1,6 millones de euros diarios. Pese a ello, la primera hotelera española confía en que la renegociación con los acreedores le conceda tiempo suficiente para que llegue la reactivación y poder hacer frente al pago de sus compromisos financieros.

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El calendario de vencimientos del pasivo muestra que la deuda a devolver este año apenas llega a 46,3 millones y va creciendo exponencialmente en los siguientes ejercicios: 139,8 millones en 2022, 213,6 millones en 2023, 319, 3 millones en 2024, 200,3 millones en 2025 y 396,3 a partir de 2025. La hotelera cuenta con una posición de tesorería de 230 millones de euros, incluyendo líneas de crédito no dispuestas, y sigue ultimando la venta de patrimonio inmobiliario por un valor que oscilará entre 150 y 200 millones de euros “para incrementar la liquidez y reducir la deuda”.

Meliá confía en una reactivación del turismo entre mayo y junio, “siempre condicionada al avance en la vacunación y a las limitaciones a la movilidad”. Con ello, siempre según la hotelera, “podríamos esperar un buen verano y mantenemos nuestra prudencia respecto al cuarto trimestre, debido a la más lenta recuperación del segmento urbano”. Los principales elementos que conducen al optimismo son la buena evolución del turismo de EE UU hacia Caribe, “especialmente México, cuyos números ya alcanzan el nivel de 2019”; el mercado español para destinos vacacionales nacional; el fin de las restricciones en Reino Unido, previstas para el 19 de mayo, que han llevado a los hoteles españoles a contar ya con una ocupación del 51% respecto a los niveles de 2019; y la gran demanda de China, que en el segundo trimestre recuperará las cifras previas a la crisis.

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