Probablemente, la bodega más sostenible de España
Roda es pionera en la instalación de un sistema solar térmico en La Rioja
Las bodegas Roda se encuentran en un balcón del barrio de La Estación de Haro (La Rioja), a la vera del río Ebro y sobre un calado del siglo XIX, que los viticultores de antaño lo utilizaban para almacenar las cosechas, que posteriormente se enviaban a Burdeos por ferrocarril para mitigar los daños provocados por la filoxera. El proyecto actual nace cuando los empresarios Carmen Daurella, accionista de Coca-Cola European Partners, empresa que preside su hermana Sol Daurella, y Mario Rotllant, consejero de la citada embotelladora de la multinacional estadounidense, llegan a La Rioja en 1987, con la intención de crear una iniciativa innovadora en el mundo del vino. Esa ha sido siempre su máxima: de hecho, según asegura el director de la bodega, Agustín Santolaya, a los proyectos de I+D+i se destina un 4% de la facturación bruta (en 2019, los ingresos fueron de 6,5 millones de euros, según las cuentas auditadas por GM Auditors).
A lo largo de su historia, Roda ha ido ampliando y realizando diferentes modificaciones en sus instalaciones para ir adaptándose a una producción que en la actualidad ronda las 400.000 botellas, repartidas en cuatro etiquetas: Roda, Roda I, Cirsión y Sela. La última obra, iniciada en 2018 y en la que han invertido tres millones de euros, acaban de presentarla en sociedad. Se trata de una nueva sala de 600 metros cuadrados, repleta de tinas de madera de roble francés con capacidad para 12.000 kilos y ahora también para 4.000 kilos, que responde a las nuevas exigencias de eficiencia energética y de sostenibilidad. “Ya éramos muy sostenibles en cuanto a los procesos de elaboración, pero teníamos que dar un paso más, en cuanto a la generación de energía”, añade Santolaya.
Para ello, han instalado un sistema de energía solar térmica, que permite generar calor a partir de un campo solar de tubos de vacío, con el que se calienta el agua que requiere la bodega en algunos procesos de elaboración, como en las fermentaciones, o para la calefacción de las instalaciones. El agua caliente sirve también, utilizando un sistema de absorción, para desecar la humedad excesiva que se genera en el calado subterráneo, de 90 metros de largo por 6 de ancho, construido en 1870 por el duque de Moctezuma, y que hacía que la crianza, en palabras del director, no fuera tan activa.
En la elaboración del vino también se necesita frío, y para ello han incorporado una innovadora máquina enfriadora japonesa llamada Yazaki, que se basa en el principio de absorción y que pasa el agua de 70 a 7 grados. “Es una obra vanguardista y en cuanto a la utilización de los tubos de vacío de energía solar térmica, somos pioneros en España. Este es un camino que no tiene marcha atrás, ya que tenemos que ser eficientes desde el punto de vista energético”, asegura Santolaya sobre el proyecto, que se enmarca dentro de la iniciativa Ship2Fair, una acción europea cuyo objetivo es el uso de la energía solar térmica en procesos de calentamiento agroalimentarios.
Del proyecto arquitectónico de la bodega, cuya producción está completamente digitalizada, se ha ocupado el estudio Llimona Ruiz Recoder Arquitectes, encargados también del diseño de un patio inglés subterráneo con luz natural, que permite generar aireaciones naturales, a través de una serie de tubos canadienses, por recomendación de la cátedra de Termodinámica de la Universidad de Córdoba, que hacen circular el aire utilizado en la ventilación del edificio, sin necesidad de forzarlo con electricidad. Tiene acceso a una terraza destinada al enoturismo con vistas al río Ebro.