Biden puede deshacer el éxito de Trump con los impuestos expatriados
Elevar el gravamen sobre los ingresos de las empresas en el exterior erosionaría el incentivo de traerlos a casa
Puede que la actual Casa Blanca no esté dispuesta a aprender del expresidente Donald Trump. Pero en un aspecto del impuesto de sociedades, podría hacerlo. Trump disuadió a las empresas de trasladar los beneficios al exterior –y mantenerlos allí– mediante su plan de recortes fiscales de 2017. La propuesta de su sucesor, Joe Biden, para aumentar los impuestos a las empresas incluye un mayor gravamen sobre los ingresos en otros países. Eso corre el riesgo de erosionar los incentivos para traer dinero a casa.
Antes de 2018, tenía sentido financiero que las empresas estadounidenses mantuvieran los beneficios expatriados para evitar el gravamen del 35% al que se habrían enfrentado si los trajeran a Estados Unidos. En cambio, Irlanda tiene un tipo impositivo del 12,5% en Sociedades, mientras que las Islas Caimán no tienen ese impuesto. A finales de 2017, las compañías de EE UU tenían alrededor de un billón de dólares en el extranjero.
La Ley de recortes fiscales y empleos (Tax Cuts and Jobs Act) de Trump redujo drásticamente el tipo del impuesto de sociedades al 21%, haciendo que Estados Unidos sea ampliamente competitivo con otras naciones desarrolladas. También estableció un impuesto global sobre los beneficios de los activos intangibles, como la propiedad intelectual, con un tipo inicial del 10,5%. Y se hizo más barato mantener esos activos en EE UU.
Los efectos fueron inmediatos. Cerca del 80% de los beneficios mantenidos en el extranjero se repatriaron en 2018, lo que provocó un aumento de la recompra de acciones, según un estudio de la Reserva Federal. El ritmo se ha ralentizado, pero la cantidad que las empresas trajeron de vuelta todavía superaba lo que reinvertían en filiales foráneas en 62.000 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2020, invirtiendo el balance anterior a 2018.
Mientras tanto, los llamados acuerdos de inversión han desaparecido desde 2017. Estas operaciones, en las que las empresas estadounidenses se fusionan con firmas extranjeras para trasladar su sede a otro país, fueron populares durante el Gobierno de Barack Obama. Los cambios de Trump se sumaron a los desincentivos impuestos por el equipo de su predecesor.
Por supuesto, los recortes de impuestos de Trump también causaron una gran caída en los ingresos del Gobierno. El impuesto de sociedades solía representar el 2% del PIB, pero ha bajado al 1%, según el Departamento del Tesoro.
La marcha atrás parcial de Biden respecto al trabajo de su predecesor recuperaría parte de eso y ayudaría a pagar sus planes de infraestructuras de 2,3 billones de dólares. Sin embargo, también podría deshacer algunos de los éxitos fiscales de Trump en el extranjero. Eso podría mitigarse si el equipo de Biden logra un pacto multilateral sobre un suelo de tasas impositivas para las empresas. Pero eso es un gran si.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías