Axa da un empujón a las inversiones verdes
La aseguradora francesa ha cortado a RWE como cliente por su política medioambiental y ya no invertirá en sus acciones
Axa le ha dado un buen empujón a las inversiones verdes. La aseguradora francesa ha cortado a RWE como cliente y ya no invertirá en sus acciones debido a su tardanza en abandonar el carbón, según informaba Bloomberg el viernes. Para la compañía eléctrica germana es duro, pero probablemente favorezca la reducción de emisiones de CO2.
Los inversores verdes están divididos entre los partidarios de deshacerse de acciones de pecadores del cambio climático y quienes abogan por usar sus participaciones para presionar a las empresas y conseguir que cambien. La desinversión conlleva el riesgo de vender a nuevos propietarios a los que les importe aún menos, y por eso gestores de fondos como BlackRock generalmente se oponen.
El grupo RWE es un candidato extraño a la hora de cortar por lo sano. Es cierto que dos de sus plantas eléctricas que queman carbón son la segunda y tercera más sucias de Europa en cuanto a emisiones. Pero los analistas de Barclays consideran que los 22 Gw previstos en aerogeneradores y paneles solares convierten a RWE en la tercera eléctrica de Europa en energía renovable detrás de Enel e Iberdrola. De ahí que la empresa pueda prometer que tendrá cero emisiones netas para el 2040, una década antes que otras empresas en las que Axa sigue invirtiendo sin restricciones. La Iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia, una certificación para los objetivos verdes de las empresas, considera que ese propósito de RWE es creíble.
Se corre el riesgo de que RWE reaccione deshaciéndose de sus activos sucios y que caigan en manos de un propietario menos responsable. Pero las desinversiones de Axa también podrían servir de incentivo para que RWE encuentre la manera de desmantelar más rápidamente sus centrales eléctricas de carbón. La maniobra envía también un mensaje a empresas como Royal Dutch Shell, cuyo objetivo de cero emisiones netas se basa en formas no probadas de quitar CO2 del aire. Si una empresa de comportamiento relativamente bueno como RWE cae en desgracia con los inversores, otras deberán prepararse para recibir una patada allí donde más duele.