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Goteo de cancelaciones

El aumento de las bajas amenaza al Mobile de nuevo, que teme por sus cuentas

La organización ya tuvo que devolver dinero por cancelar el evento el año pasado. Muchas empresas, en caso de que se celebre el evento, minimizarán su presencia

 Pabellón del evento Mobile World Congress, en la Fira de Barcelona.
Pabellón del evento Mobile World Congress, en la Fira de Barcelona. Europa Press

La celebración del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona este año, prevista entre el 28 de junio y el 1 de julio, está cada día que pasa más amenazada. Ayer, dos nuevos pesos pesados del sector tecnológico se cayeron del congreso: Facebook y Oracle. El gigante del software y la mayor red social del mundo se unían a Ericsson, Nokia y Sony Mobile, que ya anunciaron esta semana que no estarán presentes en la gran feria móvil. Las razones que argumentan las dos empresas también son de salud. No quieren riesgos de contagio del coronavirus Covid-19 para sus empleados ni clientes.

Las nuevas bajas elevan la presión sobre el resto de compañías tecnológicas y la propia organizadora del evento, la GSMA, que, por ahora, mantiene su intención de seguir con la celebración del congreso. “De momento, la hoja de ruta sigue siendo la misma que anunciamos el lunes, cuando contamos los detalles sobre el plan de seguridad. Respetamos la decisión de las compañías para no estar presentes o estar solo online, pero estamos muy cómodos y seguros con dicho plan, que hemos elaborado en coordinación con las autoridades sanitarias”, dijeron a Cinco Días fuentes de la organización del congreso.

Las incógnitas sobre los efectos que una nueva cancelación puede tener sobre la organización y el futuro del congreso son cada vez mayores, porque sería la segunda suspensión, tras la provocada por la pandemia en 2020, con el consiguiente impacto en sus cuentas.

Según fuentes del sector, la GSMA está impulsando la nueva edición del Mobile de Barcelona, pese a las reticencias de la industria, por posibles necesidades financieras. Y más tras haberse visto obligada a cancelar la edición de 2020. La organización necesita los ingresos del evento en 2021 para, al mismo tiempo, poder ligarlos con los de 2022. Y es que, habitualmente, pocos días después de concluir una edición, se remite la factura a los participantes por la reserva del año siguiente. La organización necesita recibir estos fondos, según estas fuentes, para realizar los pagos a sus propios proveedores, incluida la Fira de Barcelona.

Tras la suspensión de la edición de 2020, la GSMA sí pudo alcanzar un acuerdo de devolución de fondos a los visitantes y exhibidores. Entre otros puntos de ese acuerdo, la organización acordó devolver el importe de todas las entradas adquiridas para el Mobile, ofreciendo al comprador varias opciones.

Por el lado de los exhibidores, los clientes que gastaron hasta 5.000 libras tuvieron dos opciones: recibir el importe completo en 2020 o bien un bono, por el 125% del importe abonado, que sería devuelto en un periodo de tres años: un 65% del pago en 2021 como crédito para la reserva del evento de ese año, un 35% para el evento de 2022 y un 25% para el de 2023. A su vez, las empresas que gastaron más de 5.000 libras tuvieron también dos alternativas. Bien acogerse a la misma fórmula de abono que los clientes pequeños, o si no recibir en efectivo un 50% del importe abonado para el evento de 2020, hasta un máximo de 150.000 libras. También tuvieron la opción de recibir un crédito por el 125% del importe pagado en 2020, que sería abonado en tres desembolsos en los tres ejercicios siguientes.

El contrato con España es hasta 2024. La GSMA cuenta para la celebración del evento con la financiación de Gobierno, Generalitat y Ayuntamiento. Según el convenio firmado para este año, las tres Administraciones aportaron 9,5 millones de euros y, en caso de no celebrarse, la organizadora debería devolverlos.

Aunque esto puede ser un problema para la GSMA a corto plazo, no se prevé que lo sea a largo porque las Administraciones seguirían poniendo dinero pues son las primeras interesadas en que se siga celebrando en Barcelona. Además, la GSMA podría renegociar los acuerdos.

De cara a la edición de este año en el sector se bajaran varias hipótesis: que se celebre finalmente y acabe siendo un congreso “descafeinado por la falta de empresas importantes y de asistentes por temor a contagios”, lo que restaría brillo al evento; que se aplace hasta otoño, otra posibilidad que no es muy bien vista por muchas empresas porque quedaría demasiado pegado al MWC de 2022, que supuestamente ya retomaría su calendario habitual en febrero o marzo, “y las compañías no llevarían muchas novedades”, o aplazarlo y “hacer una gran edición para 2022”, con el guiño a que las empresas dejen para el evento grandes anuncios y retomar así el cache de la feria.

En cualquier caso, de celebrarse este año, la intención de muchas compañías pasa por minimizar todo lo posible su presencia, en personal, presentaciones o reuniones.

Otra opción pasaría por la celebración de un evento mayoritariamente virtual, como han sugerido algunas compañías, que creen que la GSMA “debería diseñar con urgencia una plataforma digital sólida”. De hecho, el CES de Las Vegas, celebrado en enero, optó por esta vía. La cuestión es que, de esta manera, los ingresos para la organización no serían los mismos.

La no celebración del evento supondrá la pérdida de muchos empleos (más de 15.000 en 2019) y el dinero que deja la feria en Barcelona (hoteles, restaurantes y otros recintos), pero celebrarla y que pueda haber algún problema de salud dejaría en muy mal lugar al organizador y a país anfitrión. Lo que está en el aire es si la relevancia del evento se mantendrá. De momento, los representantes de las administraciones públicas están insistiendo en defender la seguridad en el evento. En los próximos días se resolverán las dudas.

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