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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El ‘American Rescue Plan' de los Demócratas: ¿paquete necesario o subvención excesiva?

EEUU reaccionó de forma eficaz para atajar los daños económicos y sociales del Covid. Sería ironico que ahora el exceso de gasto perjudicase la recuperación

Uno de los tendones de Aquiles de la economía de EEUU es su excesiva dependencia del consumo. El PIB de un país se compone de la suma de su consumo privado, sus exportaciones netas, su inversión privada y su gasto público. En la primera potencia mundial, el consumo privado aporta el 70% del PIB, mientras que las exportaciones netas en 2019 restaron cinco puntos. Cuando irrumpió Covid-19, EEUU registraba la tasa más baja de desempleo (3,5%) en cincuenta años. Pero la mitad de los estadounidenses no contaba con más de mil dólares en su cuenta corriente. Las tristes imágenes de familias haciendo cola para recibir ayuda alimentaria en coches nuevos comprados a crédito reflejan dichas cifras. Por ese motivo los paquetes de estímulo negociados y aprobados por el Congreso y la Casa Blanca han contenido pagos directos a los individuos y familias.

La ley Cares de marzo proporcionaba financiación por valor de dos billones de dólares hasta finales de 2020. Otorgaba pagos directos de 1.200 dólares para los contribuyentes con ingresos anuales inferiores a 75.000 dólares, ayudas de 500 por hijo a cargo y subvenciones por desempleo federales de 600 por semana durante cuatro meses. Dichas subvenciones de paro se suman a las que conceden los estados. La ley Cares también financió 833.000 millones en préstamos y garantías a empresas, que además pudieron posponer el abono de las contribuciones a la Seguridad Social. La mayor parte de los créditos los recibieron empresas con menos de 500 trabajadores y fueron a fondo perdido si retuvieron a su plantilla.

Un segundo paquete de estímulo acordado el pasado diciembre por valor de 900.000 millones entregó 600 dólares a los individuos, 600 por hijo a cargo y una extensión hasta finales de marzo de 2021 de 300 dólares semanales en subvenciones de desempleo federales. Los dos paquetes de estímulo de 2020 fueron un ejemplo de aplicación de política keynesiana de fomento de la demanda durante una crisis profunda. Se caracterizaron además por ser progresivos, fijando límites de ingresos para la recepción de beneficios. Son una causa importante de la recuperación de 12 de los 22 millones de empleos perdidos debido a Covid-19 y del descenso del desempleo del 14,7% en abril al 6,3% en enero.

Joe Biden prometió durante su campaña ayudas para las clases medias y bajas castigadas por la desigualdad económica y la pandemia y reconciliar a un país muy dividido. Los Demócratas requieren del voto de la vicepresidenta Kamala Harris para deshacer el empate a cincuenta senadores. Su mayoría en la Cámara de Representantes es de solo diez congresistas. Se esperaba que Biden optara por negociar el tercer paquete de estímulo con republicanos moderados. El temor de los políticos republicanos a incurrir en la ira del aún popular Donald Trump es real y decepcionante. Pero diez congresistas y siete senadores republicanos votaron con los Demócratas a favor del segundo impeachment de Trump. Biden debió aprovechar dicha brecha en el partido Republicano para alejar en su favor la posibilidad de que Trump pueda erigirse en candidato presidencial en 2024.

Desgraciadamente, el tercer paquete de estímulo de 1,9 billones de dólares ha sido aprobado en la Cámara de Representantes sin ningún voto republicano. En el Senado sufrirá recortes porque incluso dos senadores demócratas se oponen a algunas de sus medidas. La deuda pública federal de EEUU ya rebasa el 107% de su PIB y ha subido más de diez puntos en la última década. El American Rescue Plan entregaría una cantidad de 1400 dólares a cada ciudadano, extendería hasta finales de septiembre los 400 semanales en subvención federal por desempleo, permitiría desgravaciones fiscales de hasta 8000 por gastos relativos a hijos y asignaría 350.000 millones a estados y municipios. Se mantendrían o ampliarían los programas para los más pobres existentes desde hace décadas de ayuda alimentaria (food stamps), ayuda social (welfare) y sanitaria (Medicaid). La mayoría de dichos beneficios no tributa. Se prohibirían los desahucios y se apoyaría a los inquilinos. No hay requisito de tener que trabajar o buscar empleo para acceder a la mayoría de las ayudas. Los Demócratas también aspiran a que la retribución horaria mínima federal se doble de los actuales 7,25 a 15 dólares. Los salarios mínimos de los estados oscilan entre el mínimo federal de 7,25 y los 14 de California.

Los republicanos argumentan que la economía ya se está recuperando y que el paquete contiene demasiado gasto. El Congressional Budget Office es un organismo presupuestario público e independiente del Congreso. Concluye que elevar el salario mínimo a 15 dólares en el horizonte cronológico de 2025 beneficiaría a 17 millones de trabajadores, disminuiría el empleo en 1,4 millones e incrementaría el déficit público en 54.000 millones. En 2019, únicamente un 1% de los trabajadores en EEUU ganaba menos que la retribución mínima. Los republicanos proponen un paquete más modesto de 680.000 millones.

En función del plan Demócrata, el Wall Street Journal pronostica que se destruirán de 5 a 7 millones de empleos en el próximo semestre. El periódico asimismo calcula que una familia con cuatro personas desempleadas cuyos anteriores salarios fueran equivalentes a la mediana ingresaría 135.000 dólares netos (sin incluir ayudas para la vivienda) sin trabajar ni una hora. En el estado de Massachusetts dicha cifra ascendería a 170.000.

El gobierno de los EEUU reaccionó de manera eficaz y rápida para atajar las consecuencias económicas y sociales de Covid-19, aunque no las médicas. Sus paquetes de estímulo de 2020 explican que el descenso del PIB y la recuperación del empleo hayan evolucionado mucho más positivamente que en la UE. Sería irónico que programas de gasto público excesivos e ineficientes hicieran peligrar la recuperación.

Alexandre Muns es Profesor de EAE Business School y analista de economía internacional

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