Diseño en malla para vertebrar la España vaciada
El Mitma apuesta por el empleo como medida para fijar población
La llegada del AVE a España fue un gran paso adelante en la mejora de las comunicaciones por ferrocarril, pero también un cambio en el diseño y planificación de esta infraestructura.
“A finales de los ochenta se apostó por el AVE en detrimento del tren tradicional”, reflexiona Antonio Saz, uno de los portavoces de la Coordinadora de la España Vaciada (168 plataformas que representan a territorios donde vive el 30% de la población española). Este es un equipamiento que “solo comunica origen y destino. Lo que hay en medio no le interesa. Es la nada”, añade. Saz cree que es “el tren tradicional el que debe vertebrar” atendiendo a “su valor social, no solo el económico”.
Son varios los territorios que reclaman inversiones para recuperar y mejorar algunas líneas de tren que sirvan para evitar la despoblación y vertebrar España, apostando además por un diseño en malla, para que todo no pase por Madrid.
Soria con Madrid y el norte y Teruel con Valencia, algunas de las demandas
Como la línea Teruel-Zaragoza-Valencia, “el tren más lento de España”, denuncia Manuel Jimeno, uno de los portavoces del movimiento ciudadano Teruel Existe. “Creemos que el tren es un elemento clave y fundamental” para resolver los problemas de despoblación, afirma, pero “ahora tenemos un sistema lento, obsoleto y caro”.
Soria es otro ejemplo de esta realidad. El trayecto a Madrid es de tres horas y parte de él se hace por una vía única y sin electrificar. Desde Soria Ya, uno de sus portavoces reclama su modernización y prolongar la línea que en la actualidad muere en la capital hacia Castejón (Navarra), para enlazar con el norte y con Francia. “Nos están dejando atrás”, clama.
Desde el Ministerio de Transportes (Mitma) aseguran que “las infraestructuras de transporte no suelen ser la palanca para evitar el problema demográfico”, y creen mejor “la localización de servicios y actividades”.
Julián Mora, profesor de Ordenación del Territorio en la Universidad de Extremadura, tampoco ve “relación entre el tren por sí solo y la fijación de población”. Y pone los ejemplos de Valladolid y Córdoba, dos ciudades con AVE, donde los habitantes han descendido en el primer caso (330.000 en 1987 frente a los 299.000 en 2020) y apenas se han incrementado en 15.000 en el segundo.
“Pasar a una organización en malla podría servir contra la despoblación”, sostiene Ricardo Insa, profesor del departamento de Ingeniería e Infraestructuras de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Sería unir las ciudades “con trenes convencionales con una velocidad atractiva para el viajero” y usar luego autobuses “para llegar a sitios más pequeños”.