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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

No solo apoyar la creación de empresas, sino evitar entorpecerla

El exceso de burocracia constituye una vieja asignatura pendiente de la economía española, pese a los esfuerzos de simplificación

CINCO DÍAS

Las dificultades burocráticas, como la inseguridad jurídica o la lentitud de los tribunales, generan barreras estructurales que dificultan la creación de empresas y ralentizan el crecimiento económico. Aunque el viejo “vuelva usted mañana” sea cosa del pasado, la economía española sigue ofreciendo en este ámbito resistencias regulatorias, papeleo excesivo, duplicidad normativa y escasa flexibilidad. Ello explica que España aparezca entre los países de la OCDE donde más carga burocrática tienen que soportar las empresas. Como se recordaba ayer en unas jornadas sobre esta cuestión, en la Comunidad de Madrid, la más desregulada de España, son necesarios siete trámites y 12,5 días para crear una sociedad limitada, mientras que en Nueva Zelanda la misma sociedad requiere un solo paso administrativo y una mañana. Se trata de una vieja asignatura pendiente de la economía española, pese a los esfuerzos de simplificación y la repetida creación de ventanillas únicas, y es un serio handicap para el crecimiento empresarial y la creación de empleo.

Pese a que España no es una alumna aventajada en este ámbito, el exceso de burocracia es un problema crónico europeo. Según datos de la propia UE, el peso administrativo derivado de la legislación comunitaria supone anualmente una factura de más de 123.000 millones de euros para las empresas europeas. Bruselas calcula que existe un potencial superior a los 800.000 millones de euros de ahorro en este sentido, mientras que en España algunos cálculos sitúan el coste burocrático en alrededor del 4,7% del PIB. En el caso español, además, el problema se ve agravado con un factor añadido, el de la coexistencia de tres niveles de administración, cada uno de ellos con su propio volumen de regulación, lo que ha generado una endiablada maraña legislativa que complica y encarece considerablemente la actividad empresarial.

Los expertos abogan por una receta que las empresas llevan mucho tiempo demandando: el cumplimiento efectivo de la unidad de mercado –que en España a día de hoy no está garantizado– mediante la simplificación del acervo regulatorio estatal y autonómico, la eliminación de duplicidades y la agilización de los procesos de creación de empresas a través de la digitalización. Se trata de una tarea ingente y compleja, que a buen seguro se topará con resistencias administrativas, pero que resulta imprescindible para abaratar y facilitar a los empresarios la realización de su actividad. Al fin y al cabo, no es el sector público, sino el privado, el que genera riqueza en una economía, pero para ello necesita una Administración que no solo apoye a las empresas, sino que, sobre todo, no las entorpezca.

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